sábado, 12 de julio de 2008

Lo que sé de Nezahualpilli



Nezahualpilli es uno de los personajes más apasionantemente retratados por Salvador de Madariaga en El corazón de piedra verde. También aparece en Azteca, de Gary Jennings. Aunque estos dos autores crearon personajes muy diferentes, es curioso que ambos convirtieran a este rey poeta de Texcoco (la capital cultural del imperio azteca) en una especie de visionario de lo que habría de sucederle a su pueblo (la llegada de los españoles).

Frente a Tenochtitlan, que era la capital administrativa, Texcoco era la capital cultural, donde el florecimiento intelectual y literario alcanzó sus más altas cotas. Incluso se decía que el mejor náhuatl se hablaba allí, de la misma manera que hoy en día se dice que el mejor inglés se habla en Oxford o en Cambridge. Y sí, es una sentencia ridícula, pero cuando la manera de hablar una lengua cobra privilegio suele ser porque en ese lugar la cultura y el conocimiento intelectual están más avanzados.

Más tarde descubrí que en realidad poco se sabe de Nezahualpilli. Su entrada en la Wikipedia es más bien decepcionante. Es su padre, Nezahualcóyotl, quien se lleva todos los honores de trascender los siglos. Fue poeta y filósofo y se convertiría en gurú de una élite intelectual, la de Texcoco, que llegó incluso a dejar de lado el politeísmo y a creer en una única divinidad, a espaldas del pueblo y de la capital, Tenochtitlan. Pero parece ser que Nezahualpilli no desmereció del padre. Salvador de Madariaga lo retrata con pasión, como un rey crepuscular que ve más allá y acepta con resignación la llegada del hombre blanco. Es un agnóstico que sabe que su pueblo comete barbaridades como el sacrificio humano en nombre de los dioses, y aguarda a la dominación española triste porque su propio pueblo, interrumpido, ya no tendrá nunca la posibilidad de llegar a un estado más humano, más civilizado, por sí mismo. Para Gary Jennings, Nezahualpilli es el rey de los disfraces, un monarca inquieto y en constante búsqueda, que prefiere el polvo de los caminos al salón del trono. Para ambos autores el rey de Texcoco se convertirá en un referente del mundo azteca, con un sólo punto débil que lo hace aun más interesante: Nezahualpilli sucumbe de pasión ante Chalchiuhnenetzin o Corazón de Jade, la famosa reina adúltera, cuyo retrato es estremecedor y muy escabroso en los dos libros. Pero ésa es otra historia.

Después de leer estos dos novelones, buceando en Internet, encontré este ensayo de biografía, menos apasionado pero sí más completo. No es mucho lo que desentraña, casi le hacen más justicia Madariaga y Jennings con su fuerza literaria. Lo que la historiografía no alcanza, bien está que lo supla la imaginación.

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