lunes, 5 de enero de 2009

Ritchie se contiene


Dicen los críticos que Rocknrolla es una versión descafeinada del mejor Guy Ritchie, el de sus dos primeras películas (Lock & Stock y Snacht). Puede ser, yo esas dos primeras pelis no las he visto, pero me pega a mí que precisamente esa supuesta falta de garra en el último film de Ritchie es lo que ha hecho que a mí me guste más. Las vueltas de tuerca de ese cine que tanto ha bebido de Tarantino no me suelen gustar. A mí las tramas innecesariamente enrevesadas y los personajes tirados que sueltan diálogos absurdamente trascendentes no me suelen llegar. Menos aún los planos aberrantes y los movimientos bruscos de cámara que tantos supuestos enfants terribles del cine se empeñan en meter en sus películas. (Y no quiero sentar cátedra: a lo mejor es sólo que no me entero, que no sé pillar el tono.) En Rockanrolla hay de esto, pero se nota que Ritchie se ha frenado a la hora de escribir el guión y, luego, al ponerlo en imágenes. Como si supiera que la historia es sólo un divertimento, y que no hay que darle más trascendentalidad de la necesaria.

No sé si Ritchie es el genio venido a menos que todos dicen. En esta peli, yo no veo a ningún genio, pero sí a un director que controla lo que tiene entre manos: una peli graciosa, con una trama que engancha. Y una vez que termina la peli, ya está. No hay diálogos brillantes que recordar, ni grandes personajes, pero sí te has echado unas cuantas risas con una peli que tiene brío y ritmo, algo que le faltaba incluso a otras cintas supuestamente más brillantes, como Quemar antes de leer, de los Coen, que al final me supo a poco. Con Rocknrolla, sin embargo, me he quedado más que satisfecho.

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