viernes, 29 de mayo de 2009

Dos familias que se entremezclan en mi cabeza



Me encantan las coincidencias que hay entre la serie Brothers & sisters y el libro La suma de los días, de Isabel Allende (o lo que es lo mismo, la propia vida de la Allende).

Brothers & sisters
acaba de terminar su tercera temporada, en la que ha dejado atrás las semblanzas psicológicas y se ha centrado más en sacar lo peor de cada uno de los personajes. Y no sólo me refiero a Tommy, aunque sea el caso más llamativo. Ni siquiera a los clásicos malvados (más que malvados, complicados de carácter) de la función, como Holly, el senador McCallister o ese nuevo hijo, Ryan, que ha sido un auténtico grano en el culo durante toda la temporada. Me refiero a los personajes de siempre, a los que los guionistas tampoco han dado tregua. Sarah siempre ha sido un personaje duro de roer, pero este año más. Kevin ha estado insoportablemente encorsetado, no se dejaba llevar. Justin ha estado más cabezón que nunca. Kitty, de un petardo insoportable y a punto de convertirse (oh, cielos!) en una adúltera. Hasta Nora, la madre (grande Sally Field) ha estado más castradora e histérica que nunca.

A pesar de todo, tanto buenos como malos han tenido al final su momento de redención. Y por mucho que los personajes se pasen de la raya, a un espectador naïf como yo no dejan de caerle bien. Es como en el relato que la Allende hace en su libro de los últimos veinte años de su vida, indisolublemente ligada a esa tribu que se ha montado en California con su marido americano, el hijastro de éste, su hija yonqui desaparecida, su propio hijo, su ex-nuera y su novia lesbiana, sus nietos y la nueva mujer de su hijo. Todos disfuncionales, pero a la vez encantadores.

Lo de B&S, como es ficción, no raya tanto en el absurdo, porque nadie se lo creería. Pero ahora que los espectadores hemos entrado en el juego, los guionistas se están permitiendo el lujo de rizar el rizo, de traspasar fronteras que en las otras dos temporadas parecían intocables. Casi casi como en el relato de la Allende. Pero lo han hecho muy bien. Ya en el primer capítulo de la temporada se sentaron las bases de lo que estaba por venir, con esa momumental bronca en la casa de cristal. Pero no pasa nada, porque en B&S las reconciliaciones son tan jugosas o más que las propias broncas.

Es gracioso como dos historias que supuestamente han surgido de maneras tan distintas, terminen siendo tan parecidas. En mi cabeza se entremezclan Marine County y Pasadena, los Allende y los Walker, Isabel y Nora. Y todos en California, bajo ese mismo sol que tanto me gustó este verano, paseando por las calles de Santa Mónica, o cruzando en coche los viñedos del Valle de Napa, y esperando encontrarme con unos y otros. Porque son ellos los que, ya desde antes de pisar ese suelo californiano, le habían insuflado vida y lo habían convertido en parte de mi exclusivo y personal tejido de los sueños.


Isabel Allende y Nora Walker. ¿O es al revés?

martes, 19 de mayo de 2009

Esto es un soneto (y lo demás son tonterías)


¡Esa guirnalda! ¡pronto! ¡que me muero!
¡Teje deprisa! ¡canta! ¡gime! ¡canta!
Que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez viene y mil la luz de enero.

Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta,
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.

Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados,
bebe en muslo de miel sangre vertida.

Pero ¡pronto! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.


Federico García Lorca
(Soneto de la guirnalda de rosas)

lunes, 18 de mayo de 2009

Un homenaje...



BEATRIZ
(La polución)

Dijo el tío Rolando que esta ciudad se está poniendo imbancable de tanta polución que tiene. Yo no dije nada para no quedar como burra pero de toda la frase sólo entendí la palabra ciudad. Después fui al diccionario y busqué la palabra imbancable y no está. El domingo, cuando fui a visitar al abuelo le pregunté qué quería decir imbancable y él se río y me explicó con buenos modos que quería decir insoportable. Ahí sí comprendí el significado porque Graciela, o sea mi mami, me dice algunas veces, o más bien casi todos los días, por favor, Beatriz, por favor, a veces te ponés verdaderamente insoportable. Precisamente ese mismo domingo a la tarde me lo dijo, aunque esta vez repitió tres veces por favor, por favor, por favor, Beatriz, a veces te ponés verdaderamente insoportable, y yo, muy serena, habrás querido decir que estoy imbancable, y a ella le hizo gracia, aunque no demasiada pero me quitó la penitencia y eso fue muy importante. La otra palabra, polución, es bastante más difícil. Esa sí está en el diccionario. Dice, polución: efusión de semen. Qué será efusión y qué será semen. Busqué efusión y dice: derramamiento de un líquido. También me fijé en semen y dice: semilla, simiente, líquido que sirve para la reproducción. O sea que lo que dijo el tío Rolando quiere decir esto: esta ciudad se está poniendo insoportable de tanto derramamiento de semen. Tampoco entendí, así que la primera vez que me encontré con Rosita mi amiga, le dije mi grave problema y todo lo que decía el diccionario. Y ella: tengo la impresión de que semen es una palabra sensual, pero no sé qué quiere decir. Entonces me prometió que lo consultaría con su prima Sandra, porque es mayor y en su escuela dan clase de educación sensual. El jueves vino a verme muy misteriosa, yo la conozco bien, cuando tiene un misterio se le arruga la nariz, y como en la casa estaba Graciela, esperó con muchísima paciencia que se fuera a la cocina a preparar las milanesas, para decirme, ya averigüé, semen es una cosa que tienen los hombres grandes, no los niños, y yo, entonces nosotras todavía no tenemos semen, y ella, no seas bruta, ni ahora ni nunca, semen sólo tienen los hombres cuando son viejos como mi padre o tu papi el que está preso, las niñas no tenemos semen ni siquiera cuando seamos abuelas, y yo, qué raro eh, y ella, Sandra dice que todos los niños y las niñas venimos del semen porque este líquido tiene bichitos que se llaman espermatozoides y Sandra estaba contenta porque en la clase había aprendido que espermatozoide se escribe con zeta. Cuando se fue Rosita yo me quedé pensando y me pareció que el tío Rolando quizá había querido decir que la ciudad estaba insoportable de tantos espermatozoides (con zeta) que tenía. Así que fui otra vez a lo del abuelo, porque él siempre me entiende y me ayuda aunque no exageradamente, y cuando le conté lo que había dicho tío Rolando y le pregunté si era cierto que la ciudad estaba poniéndose imbancable porque tenía muchos espermatozoides, al abuelo le vino una risa tan grande que casi se ahoga y tuve que traerle un vaso de agua y se puso bien colorado y a mí me dio miedo de que le diera un patatús y conmigo solita en una situación tan espantosa. Por suerte de a poco se fue calmando y cuando pudo hablar me dijo, entre tos y tos, que lo que tío Rolando había dicho se refería a la contaminación atmosférica. Yo me sentí más bruta todavía, pero enseguida él me explicó que la atmósfera era el aire, y como en esta ciudad hay muchas fábricas y automóviles todo ese humo ensucia el aire o sea la atmósfera y eso es la maldita polución y no el semen que dice el diccionario, y no tendríamos que respirarla pero como si no respiramos igualito nos morimos, no tenemos más remedio que respirar toda esa porquería. Yo le dije al abuelo que ahora sacaba la cuenta que mi papá tenía entonces una ventajita allá donde está preso porque en ese lugar no hay muchas fábricas y tampoco hay muchos automóviles porque los familiares de los presos políticos son pobres y no tienen automóviles. Y el abuelo dijo que sí, que yo tenía mucha razón, y que siempre había que encontrarle el lado bueno a las cosas. Entonces yo le di un beso muy grande y la barba me pinchó más que otras veces y me fui corriendo a buscar a Rosita y como en su casa estaba la mami de ella que se llama Asunción, igualito que la capital de Paraguay, esperamos las dos con mucha paciencia hasta que por fin se fue a regar las plantas y entonces yo, muy misteriosa, vas a decirle de mi parte a tu prima Sandra que ella es mucho más burra que vos y que yo, porque ahora sí lo averigüé todo y nosotras no venimos del semen sino de la atmósfera.

Mario Benedetti (Primavera con una esquina rota)

domingo, 17 de mayo de 2009

But she doesn't love me...

Hey, I'm well aware of how lucky I am. Like lottery lucky. Buffy's like nobody else in the world. When I'm with her, it's like I'm split in two. Half of me is just on fire goin' crazy if I'm not touching her, the other half is so still and peaceful, just perfectly content, just knows: this is the one. But she doesn't love me.

Riley, en Buffy 5x03, The Replacement.

viernes, 15 de mayo de 2009

Buffy, la alegoría

Buffy Cazavampiros es una serie sobre una chica de instituto a la que le gustaría ser animadora, pero cuyos súperpoderes la obligan, muy a su pesar, a cazar vampiros y defender la ciudad de Sunnydale, California, de los demonios que la asedian. Como planteamineto inicial no podría ser más ridículo, pero la cabeza pensante detrás de la serie, Joss Whedon, sabe explotar el filón hasta construir una serie modélica, que mejora temporada tras temporada.


Whedon con Buffy y sus chicos.

Porque lo de menos en Buffy es el elemento sobrenatural. Las tramas de cada episodio, los vampiros, los demonios, los hechizos, las casas encantadas, las realidades paralelas; todo eso no son más que metáforas de lo que se cuece dentro de cada personaje, así como de sus relaciones. Esto convierte a la serie en una gran alegoría que toma forma definitiva a partir de la mitad de la segunda temporada (la primera temporada tiene su gracia, pero es más bien floja). Hablo de una de las cimas narrativas de la serie: cuando Buffy y Angel hacen el amor.

Para los que no saben de la serie, Angel es un vampiro sobre el que actúa una maldición: ha recuperado su alma, con lo cual es un vampiro bueno, pero habrá de vivir eternamente arrepentido y atormentado por los males que causó cuando fue Angelus, el vampiro malo. Ahora deberá vagar para siempre con su alma en pena. Y si acaso recobra un sólo momento de verdadera felicidad, volverá a perder su alma y ser malvado. Y claro, ese momento será cuando, después de morrearse y magrearse con Buffy durante unos cuantos capítulos, pase con ella a la verdadera acción.

¿Y cuál es el miedo de toda chica de 16 años que se dispone a perder la virginidad? Pues que el chico la deje después tirada. Y así será. Angel dejará tirada a Buffy, pero no sólo en el sentido habitual. Dejará de estar enamorada de ella y además se convertirá en el villano de la serie y en la némesis de Buffy durante toda la segunda temporada. Y Buffy se sentirá, después de entregarle "su flor" al vampiro, doblemente desahuciada. Un hallazgo narrativo genial, ¿no?

La alegoría se convierte en un ejercicio autoconsciente sobre todo a a partir de un episodio genial de la tercera temporada, The Zeppo, en el que Xander debe lidiar con sus neuras (en forma de zombis) mientras Buffy y los demás luchan por enésima vez para que la boca del infierno no se abra. Pero esa lucha es lo de menos: lo más importante del capítulo será la descacharrante lucha interior (o contra los zombis) que mantiene Xander. El capítulo es un ejercicio autoparódico genial, en el que Joss Whedon le está dejando claro al espectador que lo sobrenatural en la serie es lo de menos. Que lo importante es otra cosa.

Más momentos. Al final de la tercera temporada Buffy y sus amigos del instituto lucharán contra el alcalde de la ciudad, el big bad de la temporada que, convertido en demonio, quiere arrasar con todo. Y además lo hará el mismo día de la graduación de los chicos. En el epílogo del último capítulo, después de vencer al alcalde, Oz comenta:
-Chicos, pensadlo por un momento. Sobrevivimos.
-Sí, fue un infierno de batalla -responde Buffy.
-No, a la batalla no. Al instituto.

Pero quizá la alegoría más bonita esté en la cuarta temporada. Hablo de la relación entre Willow y Tara (genial, por cierto, Amber Benson). Una relación que en principio está sólo basada en la magia. Compartiendo hechizos, las dos brujas estarán, episodio tras episodio, cada vez más unidas. Una unión que no se hace evidente del todo hasta que vuelve Oz, el ex de Willow, casi al final de la temporada, y Willow tiene que decidirse. Durante capítulos nada se nos ha mostrado tal cual, sólo hemos visto a Willow y a Tara cogidas de la mano en cada hechizo, y hemos visto como el poder de cada una de ellas se hacía más fuerte al estar unidas. Pero en el fondo, Joss Whedon no nos estaba hablando de magia, ni mucho menos. Por eso, cuando Willow le cuenta a Buffy que aunque Oz haya vuelto, ella no puede volver con él, debido a Tara, tanto Buffy, que no sabía nada, como el espectador, que se supone que tampoco, lo comprendemos todo. No eran hechizos, era sexo. Y no era magia, era amor.

Y esta misma alegoría la clarifica de una manera mucho más mundana, pero también más divertida, el propio Xander al final de la cuarta temporada:
-A veces pienso en dos mujeres haciendo un hechizo... y entonces hago un hechizo yo solo.


Willow y Tara haciendo... ¿un hechizo?

martes, 12 de mayo de 2009

Así nos ven; así somos

Atención, esto lo he sacado del facebook. Kate Turner, inglesa, vivió un tiempo en el sur de España y ha creado un grupo llamado "Sabes que has vivido en España cuando...".

Para echar unas risas, no tiene desperdicio:

1) You think adding lemonade, fanta or even coke to red wine is a good idea.

2) You can't get over how early bars & clubs shut back home - surely they're shutting just as you should be going out?

3) You aren't just surprised that the plumber/decorator has turned up on time, you're surprised he turned up at all.

4) You've been part of a botellon.

5) You think it's fine to comment on everyone's appearance. And to openly stare at strangers.

6) Not giving every new acquaintance dos besos seems so rude.

7) You're shocked by people getting their legs out at the first hint of sun - surely they should wait until at least late June?

8) On msn you sometimes type 'jajaja' instead of 'hahaha'

9) You think that aceite de oliva is a vital part of every meal. And don't understand how anyone could think olive oil on toast is weird.

10) You're amazed when TV ad breaks last less than half an hour, especially right before the end of films.

11) You forget to say please when asking for things - you implied it in your tone of voice, right?

12) You love the phenomenon of giving 'toques' - but hate explaining it in English

14) You don't see sunflower seeds as a healthy snack - they're just what all the cool kids eat.

15) You know what a pijo is and how to spot one.

16) Every sentence you speak contains at least one of these words: 'bueno,' 'coño,' 'vale,' 'venga,' 'pues nada'...

17) You know what a 'resaca' is.

18) You know how to eat boquerones.

19) A bull's head on the wall of a bar isn't a talking point for you, it's just a part of the decor.

20) You eat lunch after 2pm & would never even think of having your evening meal before 9.

21) You know that after 2pm there's no point in going shopping, you might as well just have a siesta until 5 when the shops re-open.

22) If anyone insults your mother, they better watch out...

23) You know how to change a bombona. And if you don't, you were either lazy or lucky enough to live somewhere nice.

24) It's not rude to answer the intercom to your flat by asking 'Quien?' (or maybe that was just my flatmate...)

25) You don't accept beer that's anything less than ice-cold.

26) You know Bimbo isn't a slutty woman, it's a make of 'pan de molde' (which, incidentally, isn't mouldy)

27) The sound of mopeds in the background is the soundtrack to your life.

28) You know that the mullet didn't just happen in the 80s. It is alive and well in Spain.

29) You know the difference between cojones and cajones, tener calor and estar caliente, bacalao and bakalao, pollo and polla, estar hecho polvo and echar un polvo...and maybe you learned the differences the hard way!

30) On some Sunday mornings you sometimes have breakfast before going to bed, not after you get up.

31) You don't see anything wrong with having a couple of beers before lunch if you feel like it.

32) Floors in certain bars are an ideal dumping ground for your colillas, servilletas etc. Why use a bin?!

33) You see clapping as an art form, not just a way to express approval.

34) You know ensaladilla rusa has nothing to do with Russia.

35) When you burst out laughing every time you see a Mitsubishi Pajero.

36) You have friends named Jesus, Jose Maria, Maria Jose, Angel, maybe even Inmaculada Concepcion...

37) You know that 'ahora' doesn't really mean now. Hasta ahora, ahora vuelvo...etc

38)When you make arrangements to meet friends at 3, the first person turns up at 3.15...if you're lucky!

39) Central heating is most definitely a foreign concept. In winter, you just huddle around the heater under the table & pull the blanket up over your knees...and sleep with about 5 blankets on your bed! (OK I accepot this is probably just in the south!)

40) When you laugh, you don't laugh your head off - te partas de risa.

41) Aceite de oliva is 'muy sano', of course. So you help yourself to a bit more.

42) Every single news bulletin on TV has at least 10 minutes on Real Madrid news and another 10 on Barcelona news.

43) When it's totally normal for every kitchen to have a deep-fat fryer but no kettle.

44) Te cagas en la leche....

45) To avoid that cheap Eristoff vodka you have to ask for 'un esmirnoff'

46) When you know what a guiri is / have been called one

47) When you add 'super' in front of any adjective for emphasis

48) Blonde girls actually start to think their name is 'rubia'

49) When you accept that paying with a 50 euro note is going to get you a dirty look if you're buying something that costs less than 40 euros

50) If something is great, it's 'de puta madre'

51) You can eat up to 5 times a day - first breakfast, 2nd breakfast around 11.30, almuerzo, merienda, cena

52) You know the jingle for Los Cuarenta Principales...

53) If you see someone wearing a T-shirt with something written on it in English, you can almost guarantee it won't make sense. (Pebble Night was a personal favourite)

54) When you go into a bank/bakery etc, it's standard practice to ask 'Quien es la ultima?'

55) Who needs a dryer when you have a washing line outside the window of your apartment?

56) You know what 'marcha' and 'juerga' are.

57) You are more likely to call your friends tio/a, nena, chaval, macho or even tronco than their real name.

58) Love it or hate it, you can't escape reggaeton.

59) You answer the phone by saying 'Yes', (well, or 'Tell me') and when identifying yourself you say 'I'm...' not 'It's...'. But when you try those tactics back home, everyone thinks you're mad or rude!

60) You carry on buying UHT milk when you get back home and your friends think this is disgusting but you can't understand their point of view.

61) Jamon, jamon y mas jamon....
(Can't say this was my favourite thing, being a a vegetarian and all, but I agree it's very much part of Spanish life!)

62) If you eat a lot of something, you're not going to 'turn into' it, you're going to 'get the face of it,' e.g 'te vas a poner cara de chocolate.' Somehow a lot more amusing!

63) Drinking coffee out of a glass is entirely normal.

64) 'Son las nueve, las ocho en Canarias' is how you are used to hearing radio DJs announce the time

65) You've been to your local town's feria/fiesta/semana santa

66) You're familiar with the term 'la crisis.' And have started shopping at Dia as a result (and of course, you take your own carrier bag).

domingo, 10 de mayo de 2009

¡No me rayes! (¡No me ralles!)

Prácticamente desde que empecé este blog me acometió una duda ortográfica que todavía no he sabido solventar del todo. Se trata de rallar. ¿O es rayar? Esa sensación de extrañamiento, de pesadez, de aturullamiento, ¿se escribe con elle o con y griega?

Ya desde el principio Pepa me puso en la pista. Debiera ser con y griega, porque uno se raya igual que te raya un disco rayado (de radium) . Pero en la RAE, la segunda acepción de rallar, con elle, dice: Molestar, fastidiar con importunidad y pesadez. ¿Entonces qué?

Hoy, leyendo a Elvira Lindo, me encuentro con esto: "Yo era la que rallaba los discos" (sic.). La confusión aquí está más clara: rayar un disco es inequívocamente con y griega, pero, en el caso de lo anterior, ¿qué?

He buscado en la red y lo único que he encontrado es esto, de la web Alt64.org. A mí me parece bastante acertado. Frikis de las lenguas, a ver qué os parece a vosotros:

¿Rayar o rallar?

¿Un neologismo, nuevas acepciones, jerga sin futuro? ¿Qué queremos decir cuando decimos que algo es muy rallante o rayante? No me rayes… ¡oh, no! ¡Estoy rallado! Intentemos encontrar un poco de luz, ya que los ilustres Académicos de la Lengua parecen anclados en sus recuerdos de niñez (y quizás el problema es que ya son muy mayores).
Pero como por alguna parte hay que comenzar, consultemos a la Real Academia. Si consideramos el término de manera puramente gráfica, las dudas se suceden. Analizo mi interior y no sé qué opción tomar: ¿Rallar como "Desmenuzar algo restregándolo con el rallador" o cuando me ray/llo, me siento más tipo rayar como "Estropear o deteriorar una superficie lisa o pulida con rayas o incisiones"?
Ralladuras o rayas, el problema es ese: ¿ ray/llarse es como hacer virutas el cerebro o es algo así como hacer incisiones con navaja?
Buf, menudo dilema. Y es que a la vez, en un sentido menos gráfico, podía ser que un pensamiento me fastidia: "fastidiar con importunidad y pesadez", es decir, me ralla -segunda acepción transitiva, uso coloquial- o quizá es que me enloquece, es decir, me raya -décima acepción, pronominal, coloquial y propia de Argentina Chile y Uruguay-. Un lío.
No me rayes = no me vuelvas loco.
No me ralles = no me fastidies, no seas pesado.
No hay solución. Proponemos este tema para el próximo debate de los ilustrísimos miembros de la academia, a ver si se preocupan de una vez por las necesidades reales de los hablantes y no de chuminadas (o sea, chorradas; es decir, para los académicos, tonterías) como la última remesa de palabras que legalizaron.

sábado, 9 de mayo de 2009

El enigma Fogg o la novela antipsicológica

De pequeño, la colección completa de Julio Verne (que a mis padres regalaron por comprar no sé qué enciclopedia) presidía impasible las estanterías de mi habitación. Yo lo intenté varias veces con Los hijos del Capitán Grant, pero nada, se me resistía. Al final tuve que ver la peli de Disney. Las aventuras siempre las he digerido mejor en la pantalla; por escrito no las soportaba.

A lo largo de mi infancia lo intenté también con El hobbit y El señor de los anillos, pero nada. Las persecuciones, las fogatas en el bosque, los duelos a espada con trolls y arañas gigantes, me empachaban. Irónicamente, es de adulto cuando he podido con Tolkien; y lo he disfrutado, no digo que no, pero de ahí a decir que me encantara va un trecho.

Y Julio Verne seguía ahí, a la espera. Hace unos meses lo volví a intentar. El comienzo de Viaje al centro de la Tierra me gustó, pero la emoción me dio para 10 capítulos, y a otra cosa mariposa.

Por eso cuando el otro día comencé La vuelta al mundo en 80 días, pensaba que probablemente me pasaría lo mismo. Ya estaba encandilado con ese primer capítulo genial, que había leído tiempo atrás y que espero trabajar algún día con los chavales de la ESO. Es una descripción magistral de Phileas Fogg, pero una descripción muy sui géneris, basada no en lo que es el señor Fogg, sino en lo que no es, en lo que no se sabe de él (y que además, a lo largo de la novela, nunca se sabrá).

Pero el otro día, cuando decidí pasar de ese primer capítulo y seguir adelante, la sorpresa fue que la fuerza de ese comienzo no se agotaba en el capítulo en cuestión. Al contrario, incluso aumentaba: el segundo capítulo tiene aún más vigor si cabe. Y en el tercero, sin darte cuenta, te ves ya inmerso, camino de Suez. Todo pasa tan rápido que no te das ni cuenta. La diversión no deja de aumentar de Suez a Bombay, de Bombay a Yokohama, de Yokohama a San Francisco. Pero quizá la parte más divertida del libro sea la travesía de los Estados Unidos (hay que ver lo que daba ya de sí, allá por los 1870, ese país recién inventado), con repaso incluido a la historia de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días (sí, sí, los mormones de Joseph Smith, que me acompañan desde la infancia y con los que no dejo de encontrame en mis viajes y en mis lecturas).

¿Lo mejor del libro? Pues que Verne nunca llega a desvelar nada del enigma Fogg. Sabemos lo que piensa cada uno de los personajes: las tribulaciones de Passepartout, la admiración y la devoción de la señora Aouda, la cabezonería y la desesperación de Fix. Pero de lo que se cuece en la cabeza del esquire Phileas Fogg, nada de nada. Cuando Fogg, casi al final del viaje, es encarcelado en Liverpool, hasta el mismísimo Verne, como autor, se desespera. Su personaje, sin embargo, sigue impasible:

¿Tuvo acaso la idea de escaparse? ¿Trató de averiguar si el calabozo tenía alguna salida practicable? ¿Pensaba en huir? Casi pudiera creerse esto último, porque, en cierto momento, se paseó alrededor del cuarto. Pero la puerta estaba sólidamente cerrada, y la ventana tenía una fuerte reja. Volvió a sentarse y sacó de la cartera el itinerario del viaje. Sobre la línea que contenía estas palabras:
"21 de diciembre, sábado, en Liverpool",
añadió:
"Día 80, a las once y cuarenta minutos de la mañana",
y aguardó.

Sólo hay dos momentos en los que Fogg se deja llevar por las emociones, y lo hace sin perder su característica flema. La primera, el puñetazo que le da a Fix tras ser excarcelado. La segunda, cuando se declara a Aouda. Por lo demás, Fogg es infranqueable. Yo creía que Verne era escritor de novelitas de aventuras, pero me he encontrado con una novela psicológica. O más bien, siendo como es Fogg, una novela antipsicológica.

jueves, 7 de mayo de 2009

El honor que todo lo pudo

Ya lo he comentado varias veces en este blog, pero me reitero: los dramas de honor del Siglo de Oro se me aparecen a mí como parte de la crónica de la más negra España. Esa España de la que me avergüenzo cada vez que veo en escena algunas obras de Calderón y de (algo menos pero también) Lope de Vega.



Ayer le tocó el turno a La Estrella de Sevilla, atribuida a Lope de Vega. Del montaje nada malo puedo decir. La declamación de los actores fue, como siempre cuando se trata del CNTC, impecable. La escenografía, desnuda, potenciaba al máximo el poder del texto. Hasta que se llega al monólogo del protagonista, en el que se debate si seguir o no la orden del rey-tirano de matar a su futuro cuñado (y perder por tanto a su amada Estrella) sólo porque así se lo ha jurado al rey, ya que si no lo obedeciera, sería deshonrado:

"Al que muerte habéis de dar,
es, Sancho, a Busto Tavera."
Perdido soy. ¿Qué he de hacer?
Que al rey la palabra he dado
de matar a mi cuñado,
y a su hermana he de perder.
Sancho Ortiz, no puede ser.
Viva Busto. Mas no es justo
que al honor contraste el gusto;
muera Busto, Busto muera.
Mas deténte, mano fiera;
viva Busto, viva Busto.
Mas no puedo con mi honor
cumplir, si a mi amor acudo;
mas ¿ quién resistirse pudo
de la fuerza del amor?
Morirme será mejor,
o ausentarme, de manera
que sirva al rey, y él no muera.
Mas quiero al rey agradar.
"Al que muerte habéis de dar,
es, Sancho, a Busto Tavera."
¡0h, nunca yo me obligara
a ejecutar el rigor
del rey, y nunca el amor
mis potencias contrastara!
¡Nunca yo a Estrella mirara,
causa de tanto disgusto!
Si servir al rey es justo,
Busto muera, Busto muera;
pero estraño rigor fuera:
viva Busto, viva Busto.
¿Si le mata por Estrella
el rey, que servirla trata?
Si por Estrella le mata,
pues no muera aquí por ella.
Ofendelle y defendella
quiero. Mas soy caballero,
y no he de hacer lo que quiero,
sino lo que debo hacer.
Pues que debo obedecer
la ley que fuere primero.
Mas no hay ley que a aquesto obligue
mas sí hay; que, aunque injusto el rey,
debo obedecer su ley,
y a él, después, Dios le castigue.
Mi loco amor se mitigue;
que, aunque me cueste disgusto,
acudir al rey es justo;
Busto muera, Busto muera;
que ya no hay quien decir quiera:
viva Busto, viva Busto.
Perdóname, Estrella hermosa;
que no es pequeño castigo
perderte, y ser tu enemigo.
¿Qué he de hacer? ¿Puedo otra cosa?

Un monólogo que en principio me sublevó, porque el dilema moral a los ojos de hoy resulta como poco grotesco. Pero ahora que lo leo, quiero percibir cierta desvinculación o por lo menos frialdad, por parte del autor, respecto de ese honor que hoy vemos absurdo, y que estoy seguro de que, en el día a día del XVI, más de uno también vería como tal. Y por eso creo que esta obra se salva de mi particular quema.

Más adelante la crítica a la obsesión del honor toma forma. El texto es por momentos plenamente actual y vigente, con una surrealista visita al infierno más que jugosa. Vean si no cuando el protagonista habla de su destino y sitúa al mismo Honor en ese infierno:

Allí está el tirano Honor,
cargado de muchos necios
que por la honra padecen.

El final, además, se aleja de los típicos y grotescos finales de los dramas de honor: ésos en los que las parejas más absurdas terminan arrejuntándose en aras de la divina honra, que todo lo puede, y que (y eso es lo que me fastidia) está por encima de cualquier espíritu humano, como sí lo hay, por ejemplo, en Shakespeare.

No habré yo de desvelarlo, pero sí puedo decir que el final de La Estrella de Sevilla es frío, muy frío. Destila, por una vez, realismo por todos los costados. No hay catarsis, pero como tampoco nunca la pudo haber en la verdadera España del XVI y del XVII, una España negra en la que todo se regía por el honor.

***

Hace poco he leído algunas de las Novelas ejemplares de Cervantes. Recuerdo especialmente La fuerza de la sangre, que narrativamente es espectacular. Pero... les resumo: un joven noble rapta y viola a una muchacha. La chica escapa de la casa del noble, pero a los nueve meses tiene un hijo. Los padres de la chica la ayudan a criar al niño, diciendo a todos que es un sobrino del pueblo. Años después el niño, jugando en la calle, es atropellado por el propio noble. La joven y el noble se reencuentran y ella demuestra que él es quien la violó hace años. El noble asume su culpa y para restaurar el honor de la chica se casa con ella. Y lo fuerte es que éste es un final feliz. La chica se queda más contenta que unas castañuelas porque ha podido restaurar su honor. Qué importa si es con el que la violó años atrás. Y ésa es la catarsis, claro, y la moraleja de Cervantes, que te deja patidifuso.

Y es una pena que un relato tan vivo, tan ameno y con tanto ritmo, pero con ese final tan facha, no se lo puedas mandar leer a tus chavales de la ESO.

***

Tanto Cervantes como Lope son coetáneos. Y aunque en ambos hay ese ramalazo facistoide con el honor-que-todo-lo-puede, también en ellos hay momentos de lucidez. Lope, con esta Estrella de Sevilla. Cervantes, por supuesto, con el Quijote, que destripa toda la podredumbre de la España de la época. Sin embargo, a pesar de estos avances, después llegaría Calderón, con unos dramas de honor cuyo retorcimiento alcanza cotas vergonzantes. Es como si esos mismos años, esos mismos siglos que tan buenos frutos literarios dieran, fueran en balde en cuanto a avance social.

Ay, España, qué trabajito te costó salir del bache.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Identidades (III)

Elvira Lindo en la línea de mis últimos posts. Me encanta cuando dice eso de que "cercanía se ha convertido en sinónimo de doblegación". En sus comentarios del facebook alguien añade: "La verdad es que hay gente muy pesadita con sus autonomías. ¿Pero es que no ven que todo esto de las identidades no es más que un constructo?". Yo os lo pongo aquí por si con mis posts anteriores la cosa no ha quedado suficientemente clara.

Y ahora que quien quiera me tilde de facha por estar en contra del sistema de autonomías.

sábado, 2 de mayo de 2009

Más identidades (qué coñazo...)


2 de mayo. Día de la Comunidad de Madrid. Me levanto dispuesto a ir a Atocha a recoger un billete de AVE. Serán unos 20 minutos, pienso. Cojo el metro en Gran Vía, y por megafonía ya avisan de que los trenes llevan hoy un retraso considerable. Genial. Aun así, me cojo la línea azul. En la primera parada, Sol, el tren se queda parado durante más de 10 minutos. Harto, me salgo y decido ir andando. Pero cuando salgo a la Puerta del Sol, me encuentro con los actos de celebración madrileños. Tengo que rodear multitud de calles, porque está todo cortado. Policías a caballo, disfrazados de ¿franceses? (no estoy seguro) a los que me comería con patatas porque me impiden andar naturalmente por las calles de esta ciudad que tanto me gusta, que siento mía, pero que hoy me han usurpado.

Al final llego a Atocha con más de media hora de retraso. Todo sea por la celebración de la identidad madrileña, que desde el año pasado parece que se basa en tenerles inquina a unos franceses que nos invadieron hace 200 años. Claro, hay que agarrarse a eso porque Madrid no tiene identidad.

Pero es que eso es precisamente lo bueno de Madrid, la falta de identidad. Madrid es la única ciudad de España donde pones el pie y ya eres de aquí. Porque a nadie le importa, porque esta ciudad es un conglomerado de culturas caótico y desordenado, y por eso es el sitio ideal para vivir. Pero me jode que vengan las Esperanzas y los gobiernos a celebrar una identidad que gracias a dios hasta ahora no existía, y que se quieren inventar a costa de rencores prehistóricos que a los que vivimos aquí nos traen al pairo. Qué coñazo, chaval.

¿Identidades o secuelas?



Gran parte del mal del ser humano estriba en esas rayitas que hay en los mapas. A un lado un país, al otro, otro país (o estado, provincia, región, qué más da). Absurdo: un montón de gente sintiéndose españoles, franceses o catalanes en virtud de una lengua o de una cultura de la que sentirse orgullosos, como si esa lengua o esa cultura fueran un logro colectivo en vez de algo innato en el ser humano. Algo innato y además fruto de un cúmulo de casualidades y hasta resultado de la desvirtuación de una cultura anterior. (El español, el catalán, el francés o el italiano, si nos ponemos puristas, no son sino los restos putrefactos, resultado de la ignorancia del vulgo, de aquella lengua imperial llamada latín, que a su vez también fue una deformación de algo anterior, claro.)

Menudo orgullo. Y encima peligroso. Miren unos cuantos ejemplos:

1) El otro día unos amigos de Castilla y León protestaban por el último anuncio de la Junta en el que Gary Dourdan, de la serie CSI, anunciaba a bombo y platillo, con un imposible acento americano, las bondades de la tierra castellana (osease, el vino, el lechón, los chorizos, los quesos, etcétera etcétera). Qué ofensa para los castellanos, decían. Claro, es lo que tienen las identidades, que sólo sirven para eso, para ser ofendidas.

2) Mañana es el partido Madrid-Barça. El gran encuentro de la temporada. Dos equipos: dos sentimientos. Dos identidades que además no serían nada si no se tuvieran la una a la otra. Porque esto de las identidades es lo que tiene, que no son nada sin la otredad que tanto las define. La esencia culé dejaría de serlo sin un Madrid al que oponerse. La esencia merengue, sin el Barça, igual. Lo irónico es que al culé le haga falta el Madrid más que el propio Barça para ser eso mismo, culé. Y viceversa.

3) En Estados Unidos están de moda los programas de educación bilingüe. Los hijos de inmigrantes mexicanos pueden así recibir una educación en español, de manera que el Estado siente que está respetando y potenciando la riqueza cultural y la identidad de los latinos. Esos chavales probablemente salgan de la secundaria con un nivel de dominio del inglés cualitativamente inferior al del resto, con lo cual estarán condenados a perpetuarse en la profesión de friegaplatos de sus padres. Pero no importa, porque se ha respetado su tradición cultural. El gobierno americano prefiere respetar la identidad de sus ciudadanos antes que igualarlos en derechos y oportunidades. Menudo respeto.

Para que la cosa no suene tan agresiva, al hablar de identidades la gente lo disfraza con el término riqueza cultural, mucho más políticamente correcto. Yo me despiporro. Las lenguas, por ejemplo: el catalán es riqueza cultural, el castellano es riqueza cultural, el quechua es riqueza cultural. Como si la cultura fuera un producto acumulable, que se manufacturara en fábricas y se pudiera comprar y vender.

Cuándo se va a enterar la peña de que la cultura no es algo material, que es inhnerente al ser humano, que es una energía que ni se crea ni se destruye, que está en constante transformación y que toma las más variadas formas sin que nadie la pueda controlar. Que no hay que conservarla, que al que hay que conservar es al ser humano, y que cuando ese ser humano ocupa su tiempo en distanciarse de otro ser humano, empieza a ser menos humano, y la cultura, menos cultura.