Me acuerdo de ti, María, cuando nos cruzamos por el pasillo del instituto y me dijiste que cierto libro estaba muy bien. Es un rollo en plan Lovecraft, me dijiste. Creo que supe a qué te referías, pero más allá del mero referente cultural, me sinceré y te dije que de ese señor no había leído nada. Yo tampoco, tonto, me dijiste. Y me sentí aliviado.
Me hace gracia la cantidad de referentes culturales que manejamos cuando en realidad no tenemos ni idea. Yo soy de ese perfil de tío y, como buen gañán, si me tengo que poner intelectual, tiro de Galdós, Baroja, Camus, Welles, Wagner o quien haga falta, cuando en realidad jamás he tenido el gusto de lidiar con ellos. Ahí me tenéis, el otro día, en una reunión con antiguas profes mías de literatura, sentando cátedra sobre las bondades de la literatura decimonónica anglosajona frente a la española. Qué atrevimiento, decir que Jane Austen es más divertido que Galdós o Clarín, sólo porque he visto Fuera de onda y hace dos años me leí La Regenta. ¿Y tú qué sabes, tío?, me entran ganas de decirme a mí mismo. Pero claro, si no hablo, reviento.
Así las cosas, últimamente, como penitencia –y también porque quiero poder decir que soy profe de literatura sin que me pongan la cara colorá–, he decidido ponerme al día con ciertos autores. Y del que les vengo a hablar es ése mismo del principio del blog. Por ahora sólo me he leído un relato, La llamada de Cthulhu, y este hombre promete. Lo lees y entonces comprendes por qué Lovecraft es un referente cultural, pero en toda su dimensión. En el relato están todos esos tópicos del fantastic actual, como si fuera el adelanto de una peli para el próximo festival de Sitges. Sólo que está escrito en 1926.
http://es.wikisource.org/wiki/La_Llamada_de_Cthulhu
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/lovecraf/llamada.htm
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