miércoles, 21 de mayo de 2008
¡Como aquí en ningún sitio!
Qué jartura de gente que sólo sabe mirarse al ombligo, qué catetos todos, cuando sólo saben hablar de su pueblo, de su montaña, de su tasca, de sus abuelos, de sus platos típicos, de sus fiestas y de sus deportes y bailes ancestrales. Elvira Lindo, en su artículo, habla de Ibarretxe, y por extensión del problema vasco. Yo no sólo me refiero a ellos. En Sevilla también hay mucho de esto, y aunque ese peligroso ramalazo ideológico lleno de rencor no ha surgido ni parece que lo vaya a hacer, tampoco yo, sevillanito de pro, y orgulloso de serlo a mi pesar (sobre todo desde que vivo en Madrid, la genial capital que todo lo cura y todo lo perdona), no puedo con esas tonterías de "las mejores mujeres, las mejores comidas y la mejor buena gente". Y me hacen gracia esas mentiras, porque la única verdad es la del cielo, que apenas oigo nombrar. El cielo de Sevilla, que no tiene parangón. Pero algunos sevillanitos, ahítos de absurdo orgullo, sólo hablan de mujeres, comidas y fiestas, que es irónicamente lo mismo de lo que hablan todos los demás. Será que, igual que los nacionalistas de otras tierras, de tantas tierras, sólo saben mirar hacia abajo, y se olvidan de mirar hacia arriba, hacia ese cielo que no tiene fronteras.
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1 comentario:
para cielos, el de madrid. Te lo dice una cateta madrileña, que es de lo peorcito que hay dentro del catetismo de pro. Los cielos de Velázquez son los cielos de Madrid.
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