De todos los grupos y artistas con los que traté en la tele mientras trabajé como redactor encargado de la música, uno de los que mejor recuerdos me traen son Amaral. De Juan poco puedo decir, es muy muy reservado. Eva también es tímida, pero con ella me atreví a hablar más. En total los vi varias veces, pero el día que más tiempo pasamos juntos fue con un repor sobre un concierto de ellos en Segovia. Cuando llegamos al recinto, estaban ensayando, y la voz de Eva, que sonaba tan nítida o más que en los discos, me dejó apabullado. Después de grabar con ellos, de incordiarlos antes del concierto con tonterías sin que ellos dejaran de colaborar del modo más educado, no me lo pude callar y le pregunté si era consciente del privilegio que era tener esa voz tan alucinante, y la felicité por lo bien que cantaba. ¿Una obviedad? No lo creo. Tal y como está el panorama musical, a pocos artistas se les puede decir que cantan bien de verdad. Y no es que crea que es indispensable, no soy un purista: Madonna no canta nada y eso no quita para que sea una artista como la copa de un pino. Quiero decir que en el caso de Amaral, lo que me enganchó no fue solo la última canción de su disco Estrella de mar (se llama En solo un segundo y es una pasada, de ponerte los pelos de punta), sino la poderosa y cristalina voz de Eva en directo.
(En otro post a lo mejor les cuento del grupo que peor recuerdo me trae, pero la perraca de Amaia Montero felizmente lo ha abandonado, y de los otros cuatro componentes no podría decir nada malo)
jueves, 26 de junio de 2008
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1 comentario:
Cuando Amaral salió a la palestra no podía con Eva. Me ponía de los nervios con esos movimientos espasmódicos tan arítmicos. Después de odiarlo, figuradamente, un tiempo, me reencontré con Estrella de mar y me engancharon las canciones entre electrónicas, poperas y roqueras (lo siento, no distingo bien los géneros musicales). Y luego, un día, llegó del currele y mi chico estaba dando saltos y gritos en el salón con "Mis amigos" a todo trapo. ¡Hasta vinieron los vecinos! Y ese mismo verano, mi hermanico se volvió mega fan de "Sólo queda una vela...". Así que, moraleja, lo que te tenga que venir, te vendrá, te opongas, te resistas o te relajes.
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