jueves, 10 de julio de 2008

Letras desordenadas para el comienzo del verano

Empecé con Hija de la Fortuna, de la Allende (porque trata de la fiebre del oro en San Francisco y para allá voy en apenas 15 días) y he seguido con un totum revolutum de lecturas como nunca, a saber:






- El Reino del Dragón de Oro, 2ª parte de La Ciudad de las Bestias, que he dejado a las 100 páginas porque el rollo infantil sólo me estimula durante el curso escolar, cuando soy más capaz de meterme en las mentes de mis alumnos.





- Juego de Tronos, de George R. R. Martin. Es el primer tomo de Canción de Hielo y Fuego, la saga interminable que mi hermana no me deja de recomendar y a la que ya le hinqué el diente en invierno. Sólo llegué a leerme por encima el primer capítulo. ¿Será el verano el periodo ideal?




- Retrato en sepia. Desdeñada la Allende versión juvenil, preferí continuar con el culebrón de la Hija de la Fortuna. Esta supuesta segunda parte me está gustando algo más que la primera. La Allende se acerca aquí más al tono de La casa de los espíritus (sin llegar a alcanzarlo, por supuesto). Ya voy por la mitad, y me he atascado algo en la parte de la guerra: prefiero el culebrón familiar.



- Estupor y temblores, de Amélie Nothomb. Me lo compré ayer y ya me lo he terminado. Se lee en un plis. Tremenda, la inquina de la autora hacia la mentalidad japonesa. Sobre todo teniendo en cuenta que la tía se crió allí.






- La conquista de México, de Hugh Thomas. Es un mamotreto, pero ya le había echado el ojo desde que me leyera el año pasado El corazón de piedra verde y me cambiara la vida (literariamente hablando). Para ser un libro de historia, tiene bastante buena pinta. Me gusta que el autor sea un anglosajón, que no suelen caer en el pecado de ser tan sesudos como el resto de los europeos. Como poco, podré poner orden a todo lo que el año pasado leí sobre los aztecas.



Cuando vuelva a casa, imagino que recuperaré la rutina de leer un libro cada vez. Aunque, no sé, este desorden resulta bastante estimulante.

1 comentario:

mir dijo...

Es lo que tiene el calor, que agota. Yo estoy con el Cuaderno Dorado de Doris Lessing. Muy interesante, por lo menos, hasta donde llevo. ¡Suerte con las palabras!