domingo, 23 de mayo de 2010

Gramática tirana

¿Qué es "hablar bien"? ¿Qué es "escribir bien"? La anécdota sobre García Márquez que cuenta Arsenio Escolar despeja a mi parecer muchas dudas sobre la tiranía de la gramática y la ortografía, que pueden ser (y son) necesarias, pero nunca definitivas. Para los profes de lengua es mucho más fácil atender a esto de la gramática y la ortografía porque son fácilmente medibles. Cuentas faltas y tildes, y las restas de la nota. Así de fácil. Pero eso no es escribir bien. Eso es sólo una parte, y más pequeña de lo que muchos creen, o nos quieren hacer creer. Escribir bien, hablar bien, es saber jugar con las palabras para poder transmitir de manera fidedigna todo eso que tenemos en la mente. Es primero, claro está, tener algo interesante en la cabeza. Y es, luego, saber verbalizarlo. Lo que comúnmente se llama expresión escrita, o lo que en español para extranjeros son las cuatro destrezas, es algo que los profes de lengua solemos dejar de lado, agobiados como estamos con las bes y las uves, las haches, las conjugaciones verbales y los análisis sintácticos. Y no, no se trata de denostar la educación tradicional. Para tradicionales la Oratoria y la Dialéctica, hoy olvidadas. O el latín, que sería un rompecabezas, pero que para enseñar a pensar y a escoger la palabra exacta, era la asignatura ideal.

Arsenio Escolar, en su artículo, trae a colación la anécdota de Gabo para demostrar la poca capacidad del escritor para encajar las críticas. Dejando aparte el verdadero trasfondo político del artículo, yo me voy a centrar aquí en lo puramente lingüístico: mi lectura es otra. Sí, la gramática dice que "deber de" es posibilidad, y que "deber" es obligación. (Dicen, por cierto, también de García Márquez, que sus manuscritos están llenos de faltas de ortografía.) Y Escolar concluye que García Márquez es maestro "de la novela y del periodismo", pero "quizás un poco menos del lenguaje y del saber encajar una crítica o una corrección". Que me expliquen a mí cómo se come eso de ser maestro "de la novela", y sin embargo serlo menos "del lenguaje". Los estrechos de mentes que, como Escolar, hacen de la gramática su bandera, lo verán muy claro. Yo, lo siento, pero lo veo oscuro, y hasta tiránico.

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