martes, 4 de mayo de 2010

Austen retroalimentada

Lo de que el audiovisual no suele hacer justicia a las novelas es un tópico que ya traté cuando hablé de Drácula. Y es verdad que a veces las pelis de libros que me han gustado me han decepcionado considerablemente (La casa de los espíritus, Entrevista con el vampiro). Pero ahora me acabo de zampar la serie de la BBC (1995) y la película (2005) de Orgullo y prejuicio, inmediatamente después de leerme la novela, y puedo decir que, si bien el texto ya era en sí completo, tanto la serie como (en menor medida) la película, no sólo no me han decepcionado, sino que me han encantado.


La serie, por la maravillosa interpretación de Jennifer Ehle, y por esa incidencia en el personaje de Darcy, genial Colin Firth, y por esa manera de mostar la contención inglesa de la época, en la que los sentimientos jamás eran expresados, no ya sólo en público, sino incluso en la intimidad. Pero esta contención multiplicaba el morbo de una historia que parece imposible que devenga en nada bueno, pero que al final, para respiro del espectador, se resuelve felizmente. Esa contención ya estaba en la propia Austen, que incluso llegaba a criticarla en boca de Charlotte, cuando advertía a Lizzie de que la timidez de su hermana podía perjudicarla. Pero en la serie se hacía patente, y le daba una fuerza increíble a la narración.


En cuanto a la peli, decir que Darcy empieza siendo un trasunto del propio Colin Firth en la serie. Pero es que claro, la interpretación de Firth había sentado cátedra, y ya no había otra manera de enfrentarse al papel. En cuanto a la contención, ésta es mucho menor, pero la peli, de una factura técnica preciosa, tiene algunos hallazgos visuales (como ese plano detalle de la mano de Darcy sosteniendo la de Lizzie para ayudarla a subir al coche) que también sirven para sumar puntos a la historia.

Qué gusto poderse leer una novela como ésta, y que luego el disfrute no termine en la propia novela, sino que tengas unas cuantas horas más de puro deleite frente al televisor, y que los avatares de Lizzie y Darcy en esa difícil Inglaterra de la Regencia entren en un bucle que parezca que no tenga fin. Aviso, se corre el peligro de quedarse atrapado en la historia, ¡pero merece la pena!

1 comentario:

Pepa dijo...

Bienvenido al club de la 'contención inglesa'. Produce adicción. Lo de Austen es todo memorable y sus correspondientes series BBC, pero lo de Elizabeth Gaskell ni te cuento, Cranford, Norte y Sur, Esposas e hijas es preciosísimo. Imprescindincible: Middlemarch, tanto novela como serie, de George Elliot, bueno...y las Brönte. En España se empezó a hacer eso -grabar series de novelas del XIX -Fortunata y Jacinta, La Regenta, Los Pazos de Ulloa, todas buenísimas- pero se cansaron pronto. Besitos