jueves, 28 de agosto de 2008

Nazismo lingüístico

1) No conozco la historia de primera mano, con lo cual los detalles y las razones del absurdo se quedan sin aclarar. Aun así, el caso es llamativo: un profesor argentino llega a Palencia y es contratado por un colegio privado. Hasta ahí todo bien. Pero es contratado para dar clases de Lengua (horror!) y ahí comienzan los problemas. El profesor, para evitar el seseo, que se supone le impide impartir tal asignatura correctamente, acude al logopeda (sic.), para que le enseñe a pronunciar "zapato", "cenicero" y "Bizancio" como Dios manda. No sé si la idea de acudir al logopeda parte del colegio o del propio profesor; la versión me llega a través de muchos intermediarios, pero la verdad, no sé qué caso clamaría más al cielo.

2) Más historias absurdas. En mi instituto, una profesora de plástica hace repetir la palabra "alzado" (ya saben, lo de la planta y el alzado de una figura) a un chaval ecuatoriano hasta la extenuación. El niño repite: "alsado". La profesora grita: "ALZADO!!". El niño vuelve a repetir "alsado", sin comprender qué es lo que está diciendo mal. La profesora, que no ve más allá de sus propias y castellanas narices, da el caso por perdido. No se da cuenta de que, por más que grite con su súperzeta, lo que el chaval escucha es "alsado", con "s". Aunque la zeta burgalesa de la profesora sea audible para cualquier español, no tiene por qué serlo para un americano, sobre todo si acaba de llegar a España. Y menos aún va a poder pronunciar ese sonido bárbaro que ni siquiera es capaz de oír. La profesora se queja de lo mal que hablan los americanos, pero a continuación no se corta en soltar por la boca joyas como "ahí tienes el lápiz, cógele".

3) Más aún. El que esto suscribe, como profesor de esa insigne asignatura de "Lengua castellana y literatura" (pronúnciese la "s" de "casssstellana" de manera apical y bien fuerte), criado en el sur de España ("donde se habla tan malamente"), también recibe ecos de críticas en los pasillos. Preguntadle al de Lengua, dijo una vez el de física a una alumna ante una duda gramatical, aunque con lo bien que habla, seguro que ni lo sabe. Lo soltó así, frente a toda la clase. Y eso que no seseo (mi andaluz es descafeinado, tengo todos los rasgos menos ése), que si no, me mandan a galeras.

4) Según el libro de Lengua de 3º de la ESO de la editorial Santillana, el seseo se define como "la pronunciación del sonido Z como S (sapato por zapato, sine por cine)" y se incluye, junto con el ceceo y el yeísmo, entre las (al loro) "alteraciones del sistema consonántico español". Cuéntale eso a una clase en la que más de la mitad de los chavales son peruanos, ecuatorianos o dominicanos. Diles tú que están "alterados".

5) El tema parece baladí, pero uno sabe cuánta ignorancia y purismo absurdo hay en el gremio, y cuando hice la oposición (en Madrid) y me tocó leer el examen frente al tribunal, me planteé muy seriamente "castellanizar" mi lectura. Absurdo, de nuevo, pero es que era mi futuro el que estaba en juego. Afortunadamente, antes pude darme cuenta de que una profesora del tribunal era andaluza, de acento además fuerte. Me relajé y leí con mi acento natural, con el mismo con el que ahora les dicto Platero y yo a mis alumnos. Y a mucha honra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estas cosas pasan porque poca gente sabe que el seseo, por ejemplo, sí que es una "alteración", pero también es español correcto.
Si un argentino vosea, es correcto.
Si un andaluz sesea, es correcto.
Si un castellano usa la Z, es correcto también. La diversidad cabe en las lenguas.

Zemlyanaya Chayka dijo...

El seseo no es una alteración. De hecho, la diferenciación de los fonemas z y s nace allá en el siglo XV en la península ibérica. Eso explica por qué en Canarias y Latinoamérica no se hace esta diferenciación, al igual que en el resto de lenguas románicas.
Si debiéramos llamar "alteración" a algún fenómeno, este debería ser el del norte de España, y no el del 75% de los hispanohablantes restantes.