domingo, 22 de marzo de 2009

Una peli fallida pero no tanto

Los abrazos rotos. Pues ya la he visto (este puente ha sido prolífico, también me he tragado la grandilocuente pero hueca Watchmen y Gran Torino, en la que Clint Eastwood maneja unos cuantos tópicos con la brocha gorda pero sin perder la clase que le caracteriza).

Qué quieren que les diga, a pesar de que Boyero y otros ponen la peli a caldo, y a pesar de que el guión haga aguas en muchos momentos, y de la lentitud, y de la ausencia de una verdadera trama narrativa, y de esa supuesta vampirización de sí mismo que realiza Almodóvar, la peli no está tan mal. No sólo se deja ver, sino que hasta la he disfrutado. Que esté a años luz de Mujeres o de Todo sobre mi madre no la convierte en una mala película.

También podríamos decir que no hay nada nuevo en este Almodóvar, pero a mí eso me da igual. Las obsesiones tal vez se repitan, pero si la peli es buena, qué más da, si ya está todo inventado. Y yo no me atrevería a decir que la peli sea buena, o a alabarla de la manera en que lo hace Gustavo Martín Garzo, pero que merece la pena verla, está claro que sí. Con Almodóvar por lo menos tienes la garantía de que la historia, por floja que sea, está bien contada, y los actores están más que bien. Todos con esa impostura almodovariana, que les hace actuar de una manera un tanto constreñida, pero que funciona.

Penélope Cruz, como siempre que trabaja con Almodóvar, está bien, pero también creo que está mucho mejor en otras pelis y con otros directores (aunque también mucho peor, todo hay que decirlo). A Almodóvar esta chica le gusta tanto que tal vez peque de dejarla tal cual, como si a ella la moldeara menos que a los otros actores.



Creo que Almodóvar es muy consciente de los caminos que ha explorado con su últimas seis o siete películas. Y en esta última perece cerrar un ciclo y explorar en su propio pasado. Se olvidó de la comedia y se metió en el melodrama, que maneja con un genio para mí indiscutible (Todo sobre mi madre, Hable con ella, Volver). El cine negro, sin embargo, no es su fuerte (La mala educación, Los abrazos rotos). Pero el hecho de que en esta última película, en los minutos finales, dé rienda suelta de nuevo a la comedia, se me aparece a mí como una declaración de intenciones de lo que ha de venir, o más bien de lo que ha de volver. ¡A ver si es verdad!

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