sábado, 27 de junio de 2009

Pocoyó / Una reivindicación



Lo de que Pocoyó es un peligro para los niños es el típico ejemplo de noticia manipulada en pos del sensacionalismo más burdo. Vale. Pero también Arturo Canalda, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, tendría que haber tenido más cuidado a la hora de poner ejemplos de series que "presentan una visión excesivamente autónoma de la infancia, en la que los menores se relacionan básicamente entre ellos, como si vivieran en un mundo autosuficiente y eternamente infantil en el que el adulto solo aparece de modo secundario y, en algunos casos, amenazante de ese mundo idílico". Menuda chorrada.

No estoy en contra del autocontrol, o del control externo de la televisión. Hay muchos que se llenan la boca con la palabra censura, pero para mí no es lo mismo. El control es necesario. Pero con chorradas como éstas del defensor del menor, se lo está poniendo en bandeja a aquéllos que enarbolan la bandera de la libertad de expresión para cometer las mayores burradas. ¡Pocoyó! ¿estamos locos?

Pocoyó es una joya no sólo de la televisión infantil, sino una joya del lenguaje audiovisual en general, más allá de que esté dirigido a niños. Y lo es tanto de factura como de contenido. Es una delicia. Si lo ves con un niño al lado, mejor. Pero no hace falta. Es lo mejor que ha dado el audiovisual español en muchos años. Vean, vean:


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