domingo, 7 de marzo de 2010

Lo que Albaladejo dejó atrás

Miguel Albaladejo sigue, como al principio de su carrera, haciendo ese tipo de realismo que más me gusta y que nada tiene que ver con las pelis esas tan pesadas que hacen Fernando León de Aranoa y demás intenso-barra-chupócteros del cine español. Pero desde hace un tiempo (ay, pena), algo le faltan a las pelis de Albaladejo.


Ayer vi Nacidas para sufrir, que a priori tenía todos los ingredientes para que me encantara, y que no me desagradó y que hasta disfruté, pero que me dejó el agridulce sabor de lo que sólo está conseguido a medias.

Lo que me gustaba de las primeras pelis de Albaladejo (como Ataque verbal o El cielo abierto), era que el realismo que exudaba cada plano fluía de forma natural. No había nada forzado ni en los diálogos ni en las tramas. Todo cuadraba en boca de esos personajes que parecían salidos de la misma calle. En Nacidas para sufrir la pretensión es la misma, pero no fluye igual. Irónicamente, en su pretensión de sonar reales, los diálogos a veces chirrían de puro artificiosos. Los giros de la trama, por su parte, desconciertan al espectador. La última media hora de metraje, casi me salgo de la historia.

Las actrices, por supuesto, están todas geniales. Pero a la vez te da la sensación de que en cierta manera están desaprovechadas. Y encima están esas cuantas líneas de diálogo metidas con calzador, que le hacen muy poca justicia a su trabajo actoral.

Podría decir que a Nacidas para sufrir le falta el hálito que sí tenían las primeras pelis de Albaladejo. Eso del hálito queda como muy abstracto y poético. Pero es que ese hálito tiene nombre y apellidos: Elvira Lindo.

¿Se reconciliarán Miguel y Elvira algún día?
¿Volverán a hacer una peli tan buena como El cielo abierto?

1 comentario:

Elisa dijo...

Estaba leyendo tu reseña y no paraba de pensar, ¿cómo no se dará cuenta de que lo que falta es Elvira Lindo? Pero claro, es que lo guardabas para el final. Qué disfruté con La primera noche de mi vida y con El cielo abierto, sin desmerecer a alguna otra que también vi de las que hicieron en colaboración.