domingo, 17 de febrero de 2008

Las palabras mágicas



"Encontró en el baúl un paraguas enorme y antiguo. Lo había ganado la mujer en una tómbola política destinada a recolectar fondos para el partido del coronel. Esa misma noche asistieron a un espectáculo al aire libre que no fue interrumpido a pesar de la lluvia. El coronel, su esposa y su hijo Agustín —que entonces tenía ocho años— presenciaron el espectáculo hasta el final, sentados bajo el paraguas. Ahora Agustín estaba muerto y el forro de raso brillante había sido destruido por las polillas.
—Mira en lo que ha quedado nuestro paraguas de payaso de circo —dijo el coronel con una antigua frase suya. Abrió sobre su cabeza un misterioso sistema de varillas metálicas—. Ahora sólo sirve para contar las estrellas."

¿Lo han leído? ¿No les parece genial? Las dos últimas frases encierran una poesía como yo sólo he visto en Lorca. Léanlas de nuevo:

"Abrió sobre su cabeza un misterioso sistema de varillas metálicas—. Ahora sólo sirve para contar las estrellas."

Ésas son las frases de García Márquez que me cortan la respiración, que me impiden seguir leyendo y que hacen que el argumento de la novela (El coronel no tiene quien le escriba, en este caso) pase a un segundo plano. La novela, el coronel y su gallo pueden esperar, que yo me quedo aquí, saboreando estas palabras tan bien escogidas, tan llenas de magia.

Y pienso: ¿le saldría esto del tirón o se haría con las palabras mágicas después de darles vueltas y más vueltas, como el novelista de Roth?

Venga, sí, una vez más. La última:

"Abrió sobre su cabeza un misterioso sistema de varillas metálicas—. Ahora sólo sirve para contar las estrellas."

1 comentario:

Virginie dijo...

a mi también me impactó ese trocito del viejo paraguas! Me encanta :)