lunes, 23 de noviembre de 2009

Un poquito de esperanza, por favor /
La permisividad en el cine indie


Es gracioso cómo se excusan los tópicos y los clichés cuando se trata de una peli independiente. Porque el cine indie los tiene, y quizá incluso más que el comercial. Los clichés son otros, pero ahí están. Y el intenso espectador alternativo, que desdeña las americanadas por típicas y previsibles, sin embargo se corre de gusto con películas como aquella Juno horrenda a más no poder.
Todo esto a propósito de la incursión en el cine indie de Sam Mendes, con Un lugar donde quedarse. Y no digo que la peli sea como esa Juno que me provocó arcadas. Un lugar donde quedarse es bien bonita, y la he difrutado mucho, porque ha sido como un remanso de paz. Pero no deja de ser una cinta menor, que no llega a emocionar como ese Revolucionary Road que no sólo se presentaba como gran cine, sino que además lo era. Y fíjate tú que yo soy más de pelis como esta Away We Go (ése es el título original), frente al cinismo de los otros trabajos de Mendes. Y por eso desde que supe que Mendes había filmado una peli como esta (sencilla, y que termina bien) pasé a respetarlo aún más, no ya tanto como director sino como persona. Que ya está bien de cinismo en el cine y en la literatura. Que ya está bien de ese axioma según el cual sólo son pelis o novelas buenas aquellas que hablan de los más oscuros y despreciables sentimientos humanos.
Y por eso al final me ha gustado la peli. Por esos dos protagonistas a los que cualquiera querría tener como amigos. Por ese retrato de la pareja perfecta y del verdadero amor sin necesidad de sospechas ulteriores. Por esos viajecitos que se marcan a lo largo y ancho de los estates (Arizona, Wisconsin, Miami, y hastá Canadá, qué envidia). Pero eso no quiere decir que la peli sea perfecta ni esté a la altura de otras de Mendes. Y tal vez sea porque, más allá de lo que ya he mencionado, Mendes se ha dejado llevar demasiado en el tono indie, hasta llegar a acumular peligrosamente los tópicos propios de lo que ya es un género en sí. Desde la elección de Allison Janney (cuya presencia no puede faltar en toda peli independiente), hasta la caracterización caricaturesca de todos los secundarios. Desde la música (todo baladas y medios tiempos del rock de los 60 y 70), hasta algunos diálogos supuestamente íntimos y emocionales, pero que a mí me han sonado más a literatura de autoayuda.
Eso sí, me quedo con un momento en el que ella le dice a él que tiene miedo de estar como están tan enamorados el uno del otro, rodeados como están de tanta gente de vuelta de todo. Un miedo que, con los tiempos que corren, y habiendo lo que hay, comprendo perfectamente.

1 comentario:

sriesco dijo...

Reconozco que a mi Juno en su día me gustó. Pero también reconozco, como amante del cine (vamos a calificarlo así) menos comercial que tienes toda la razón en tu crítica y en cuanto al cine Indie. Apunto la peli en mi lista de cine pendiente y me apunto tu blog, que le he echado un vistazo y me ha gustado bastante ;)
¡Seguiré comentando!