–Todo cuanto concierne al amor es nuevo y viejo al mismo tiempo, mi buen Sosígenes. Siempre aprendemos del amor, porque el amor no se presenta nunca bajo el mismo rostro. Sus enseñanzas son inagotables. Yo creía que las dominaba cuando era amada por Antonio. ¡Qué gran error el mío! No empecé a conocer el verdadero sentido del amor hasta que Antonio me abandonó. Y resulta extremadamente curioso que lo conociese gracias al dolor, no a los goces.
Cleopatra, en No digas que fue un sueño
(Terenci Moix)
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