miércoles, 3 de marzo de 2010

El escritor (redimido)

Annie: ¡Eres un cerdo!
Henry: Yo seré un cerdo, pero él no sabe escribir...
Annie: Eres un fanático. Todo un fanático de lo que significa escribir. Todos comenzáis en el mismo lugar, y todos ansiáis el mismo premio. ¡Shakespeare y la literatura por delante a millas de distancia y detrás, un montón de escritores que intentáis salvar esa distancia! Todos os dedicáis a escribir para gente a la que le gustaría escribir como vosotros si supieran escribir. ¿Pues sabes que te digo? ¡Que te den! ¡Que os den a todos! Que te den a ti, y que le den a la literatura. [...] Estás celoso de que se le pueda considerar escritor. A ti te gustaría conservarlo como algo sagrado, especial, algo que no puede hacer cualquiera. "Algunos lo tenemos, otros no lo tienen. Nosotros escribimos, y escribimos sobre vosotros". Lo que te molesta de Brody es que no sepa cuál es su lugar. Tú dices que no puede escribir de la misma forma que un camarero te dice que no puedes entrar sin corbata. ¿Por qué? ¿Porque no sabe juntar palabras? Bueno, ¿y que tiene de bueno saber juntar palabras?
Henry: Ha sido tradicionalmente considerado como algo ventajoso para un escritor. [...] Las palabras no se merecen que nadie las maltrate así. Las palabras son inocentes, neutras, precisas… describen esto, significan aquello. Si las cuidas puedes construir puentes sobre la incomprensión y el caos. Pero cuando les birlas las esquinas, ya no hay ningún bien en ellas. No, no creo que los escritores sean sagrados, pero las palabras lo son. Merecen respeto. Si consigues poner las palabras adecuadas en el orden adecuado, puedes hacer que el mundo se agite un poco, o conseguir un poema que los niños recitarán cuando estés muerto."

Tom Stoppard: Realidad

Es genial cómo Tom Stoppard se echa como escritor toda la mierda encima, y lava sus pecados (el de la soberbia, especialmente) en esta magnífica obra en la que al final no sólo se redime sino que también pone algunos puntos sobre las íes. Como satirizaba Philip Roth, las ideas están muy bien, pero al final, todo es juntar palabras, respetándolas como esa cosa sagrada que son.


Si además toda esta reflexión te viene de la mano de unos diálogos chispeantes, y de un montaje con ritmo, con una escenografía bestial y unos actores como dios manda (María Pujalte y Javier Cámara, pero también todos los secundarios), ¿qué más se le puede pedir al teatro?

1 comentario:

Pimpf dijo...

Está bien que los autores en sus obras hagan críticas hacia si mismos y hacia otros, y esto viene de viejo ya... incluso antes de El Quijote.

Bicos ricos