domingo, 9 de marzo de 2008

¡Perrea, perrea!


Para ser sincero, en justicia creo que ayer, en el programa ¡Salvemos Eurovisión!, debería haber ganado Guille Milkyway con su revolución sexual, que es todo un hitazo. Pero como nadie le hizo justicia en una gala en la que sólo le doraron la píldora a esa pseudo-mónicanaranjo llamada Coral (pero qué horterada), me alegro de que al final el gato al agua se lo llevara el Chiki Chiki. Por cuatro razones, como cuatro son los pasos que este verano vamos a bailar en las terrazas todos hasta el delirio:

Uno: el brikindans
La primera razón es que mi hermana es una de las dos bailarinas (la de azul). Tener una hermana que participe en Eurovisión es un puntazo. Y si les parece una opinión poco imparcial, dejen de leer. Esto es un blog personal, no el BOE.

Dos: el crusaíto
La segunda razón es que visto el nivel de frikismo de los competidores, y teniendo en cuenta que en estos casos este frikismo no era ni una pose ni un papel como el de Rodolfo Chiquilicuatre, sino que era innato (y eso sí que tiene delito), el Chiki Chiki no me parece tan destroyer. Más divertido sí, pero no especialmente diletante, al menos en comparación con los otros (dejando a un lado La casa azul, claro está).

Tres: el maikelllason
Al anacrónico y hortera Uribarri se le vio el peluquín, hablando de respetar la opinión del público pero a la vez reivindicando las buenas voces para que nos representen en Eurovisión. Que en el siglo XXI todavía haya gente que identifique buena voz con calidad artística me alucina. Sobre todo hablando de Eurovisión, un festival cuya sede no es la Scala de Milán, precisamente. Lo fuerte, además, es que Rodolfo Chikilicuatre cantó mejor que otros participantes, como los D-Vine, por ejemplo, cuya actuación fue para echarse a llorar. Y el momento de Coral recordando su formación lírica pero reivindicando el "modernismo" tampoco tuvo desperdicio.

Cuatro: el robocop
Los de TVE se lucieron también con la gala en sí: cutre, casposa y aburrida hasta el extremo. El plató era de tele local, los comentarios de los otrora brillantes Bibiana Fernández o Boris Izaguirre (que cualquiera diría que habían sido lobotomizados en la mismita puerta del ente público) fueron patéticos. Y sin embargo, la Sexta le ha hecho a TVE un regalito que nunca sabrán apreciar. Chiquilicuatre va a conseguir este año que la gala de Eurovisión consiga un share muy superior al de los últimos años, y además va a conseguir insuflar vida a las próximas galas eurovisivas que va a presentar la Carrá en la 1. ¿Qué más pueden pedir?


1 comentario:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo en todo.
Incido en el punto dedicado a la calidad de la gala, rozando el bajo cero. Cutre, mal realizada, poco cuidada, sucia y desordenada. Guille aún afónico estuvo encantador adorando a Raffaella. Pero su actuación fue boicoteada por el realizador y por el encargado del atrezzo en el escenario. Nunca he visto tantos cables como en esta gala: en el escenario, detrás de los sofás, por las esquinas... Hombre, un poco de cuidado por favor...

Pero hubo por lo menos dos cosas que han hecho que la gala mereciera la pena:
-ver a Rafaella bailando y luego resollando, que no estamos para esos trotes.
-la cara de Coral cuando ganó Rodolfo. Era un poema.

Menos mal que no ha ganado semejante casposidad...

Besos Félix y enhorabuena por la parte que te toca!! Nos vemos!