La gente no hace más que atiborrar de listas el ciberespacio, así que ahí va la mía de cine.
Aviso: es de todo menos ortodoxa, así que no quiero rasgados inútiles de vestiduras. Es lo que tienen los gustos, que son personales e intransferibles.
(Pinchando en los carteles, la ficha de Internet Movie Data Base.)
Cuando Harry encontró a Sally. La comedia romántica perfecta. Dos personajes redondos y unos diálogos insuperables. La descubrí a los 15 años y desde entonces digo que es mi película favorita. (No sé si lo será, pero sí sé que representa todo lo que le pido a una película para que me guste.) Desde entonces me he tragado muchas comedias románticas, y he disfrutado, y he llorado, pero nunca como con ésta.
Cuando Harry encontró a Sally. La comedia romántica perfecta. Dos personajes redondos y unos diálogos insuperables. La descubrí a los 15 años y desde entonces digo que es mi película favorita. (No sé si lo será, pero sí sé que representa todo lo que le pido a una película para que me guste.) Desde entonces me he tragado muchas comedias románticas, y he disfrutado, y he llorado, pero nunca como con ésta.
Gattaca. Nunca he visto tanta pasión volcada en una película que a priori parece tan fría, tan aséptica. Uma Thurman está impresionante, y en la escena del encuentro con Jude Law, su cara no tiene precio. Y el mensajito nietzscheano de la voluntad que todo lo puede, me encanta.
Tres formas de amar, o la vida universitaria que me hubiera gustado tener y no tuve. Lo que sí tuve es relaciones absorbentes de esas tan malsanas pero tan emocionantes que para bien o para mal ya nunca tendré. Qué pena crecer. El DVD incluye un final alternativo que lo explica tan bien…
El cielo abierto: La mejor comedia romántica española, para mi gusto. Sobreviviré también estaba bien, pero ésta es mucho mejor. Éste es el realismo social que me gusta, y no el del pelanas León de Aranoa. Albaladejo se lo monta mejor porque no es tremendista y porque tiene detrás la pluma de Elvira Lindo, que sabe ver no sólo lo malo, sino también lo divertido de vivir en lado de los olvidados.
Señales. Miedo en estado puro. Ríanse, si quieren, igual que hizo todo el cine menos yo, la primera vez que la vi, cuando el corazón casi se me salía por la boca. La secuencia del video casero del cumpleaños de Brasil sigue, 30 visionados después, haciendo que me jiñe vivo. Y la secuencia del final, el tráveling, me pone los pelos de punta y me hace llorar como una nenaza.
Antes del amanecer & Antes del atardecer. Dos obritas maestras sobre lo que es tener veintitantos y lo que es tener treinta y tantos en estos tiempos a caballo entre el siglo XX y el XXI. Yo vi cada una de ellas cuando tenía unos pocos años menos que los protagonistas, pero creo que fue en ambos casos la edad ideal. No hay tema importante que Julie Delpy y Ethan Hawke dejen sin tocar en estas tres horas (entre las dos pelis) de deliciosa conversación (mucha conversación). La historia de amor tiene tanto de real que traspasa la pantalla, hasta el punto de que no sabes si estás ante una película o un documental, sobre todo con la segunda parte.
Seis grados de separación, o la demostración de que Will Smith es una actorazo, que aquí le planta cara nada más y nada menos que a Donald Sutherland y a Stockard Channing en una cinta pelín demencial pero super ácida con tesis incluida sobre El guardián entre el centeno. ¿Qué más se puede pedir?
¿Qué me pasa, doctor? La Streisand no puede estar más destroyer en esta horterada setentera y delirante con la persecución final más despiporrante que nunca he visto. Bogdanovich, director humilde donde los haya, reconoció que la peli no era más que un remake de La fiera de mi niña. Años después vi la supuesta original, y no está mal (Katharine Hepburn y Cary Grant son mucha tela) pero yo me quedo con ésta. Te ríes muuuucho más.
1, 2, 3 Splash. Una de esas pelis que en mi infancia hice alquilar a mis padres tropecientas veces. Daryl Hannah, esa sirena despampanante, descubriendo Nueva York (Nueva York!!!) de la mano de Tom Hanks y aprendiendo a hablar en tres horas en la sección de teles de los almacenes Blooming Dales. Impagable.
Contact. Sé que es lacrimógena, que incluso funciona como apología del statu quo religioso y un alegato contra el ateísmo, siendo mis derroteros como son opuestos. Pero si es con Jodie, me lo trago. No puedo evitar emocionarme al final, cuando nadie la cree, y el McConaughey le dice que él, por su parte, sí que la cree. Tan bonito… Porque con la edad nos volvemos unos cínicos, pero es que en algo hay que creer.
Un lugar en ninguna parte. Una joyita del cine adolescente. Con ella aprendí que la diferencia entre Madonna y la música clásica es ¡el ritmo! Martha Plimpton y River Phoenix están para comérselos. No puedo dejar de recordar las notas de piano de la banda sonora mientras ellos caminan por las dunas, buscando conchas, frente al mar…
Mucho más que amigos. ¿Comedia petarda o incisivo análisis de la sociedad y la familia del siglo XXI? La película es de Nicholas Hytner, y por eso en principio merecía un respeto. Pero lo que es a mí, desde que la vi en el Nervión Plaza, en Sevilla, y volví a ver al día siguiente, me dejó atrapado para siempre y con el sentido crítico noqueado. Parte de la culpa fue de Paul Rudd.
Latter days. Dos años estuvieron viniendo a mi casa de Sevilla los mormones. Sí, sí, esos americanitos rubios con camisas blancas de los que todo el mundo se ríe. Mi madre los metía en el salón y les daba de merendar. Nos regalaron su Libro del Mormón (a mí y a mi hermana la versión infantil) y hasta rezábamos con ellos; nunca tuvimos problemas con eso. Para mí esas visitas fueron importantes, pero no por lo religioso, sino porque en esa Sevilla tan provinciana, fue uno de mis primeros contactos con el mundo exterior, aunque fuera a través de una secta (pero al menos una secta extranjera!!). Muchos años después me he encontrado con esta peli sobre mormones y gays en California (menudo cóctel) que supuestamente deber ser considerada poco más que simpática pero que a mí me tuvo el coco comido durante un buen tiempo.
Tú a Boston y yo a California. La peli de mi niñez. Y probablemente la que haya visto más veces en mi vida. Mi madre la tenía que alquilar uno de cada dos fines de semanas, y yo la veía todo el tiempo que mis padres dejaban el vídeo libre. Los lunes, por la mañana, antes del colegio, recuerdo que me la ponía otra vez, apurando los últimos estertores del fin de semana aunque fuera para ver unos minutos más. Debe ser algo froidiano, esa obsesión infantil con estas dos gemelas que no se conocen hasta los 13 años. Fantaseé sin cesar durante toda mi infancia con que a mí me ocurriera lo mismo.
Fuera de onda. Versión extremadamente chochi, pero no por ello menos efectiva, del Emma de Jane Austen. El mérito de la peli es que conjuga perfectamente el espíritu decimonónico de la Austen con el más puro estilo pijo-grunge de los años noventa. Pero vamos, que yo cuando la vi por primera vez no tenía ni idea de quién era la Austen, y aún así me lo pasé en grande. Por cierto, que aquí también sale Paul Rudd. Y no os lo perdáis, hace poco salió a la venta la edicíón especial: "Edición Súper-Pija", se llama.
A casa por vacaciones. A Holly Hunter le dieron el Oscar por El piano, pero donde está bien de verdad es en ésta. Y Robert Downey Jr., genial. Me acuerdo de que este tratado desesperanzado sobre las miserias de la familia dirigido por Jodie Foster fue vapuleado por la crítica por tener un final feliz. Pero, digo yo que si la crítica a la institución de la familia tiene la misma fuerza tanto con final feliz como sin él, ¡viva ese final feliz! Con zumo de naranja incluido…
Uno, dos, tres. Otra screwball comedy con la que desde pequeño no dejé de reírme ni un minuto. Y eso que de la política internacional durante la guerra fría, de pequeño, no tenía ni idea. Pero en lo del globito con el "Russki go home" yo me reía igual. El personaje de Scarlett, genial, y la visita del médico, tomando la tensión a ritmo de walkirias, para concluir que la chica está "schwanger" mientras la criada limpia con el abrigo de piel, es el no va más.
Los amigos de Peter. Me la grabó Alejandro, en VO, cuando él tenía el Canal Plus y todos los demás no. Me la puse, la vi, la rebobiné, y me la volví a tragar del tirón. No dejo de recordar a Emma Thompson gritando Peter, Peter, Peter con ese acento tan entrecortadamente british. Y a Rita Rudner saliendo escopeteada para un rodaje del que "Shelley Long se ha rajado".
Mi Idaho privado. La peli es rara, pa que nos vamos a engañar, pero me dejó muy muy noqueado. Creo que fue la primera vez que vi el lado sucio de los estates, y aún así, me siguió hipnotizando. Es lo que tiene el cine americano, que hasta desde el lado más indi es capaz de vendernos el sueño americano, aunque sea un sueño marginal y destartalado.
Mujeres al borde de un ataque de nervios. Verano tras verano, era la peli que siempre veía con mis primos en mis viajes a Madrid. De entre todas las cintas (recuerdo que eran Beta), era la única peli decente que tenían, y nunca nos cansamos de verla. Cuando crecí, supe discernir que era así porque, más allá de las divertidas extravagancias de Almodóvar, el guión es perfecto. El engranaje de esta comedia es digno de estudio. Al final todo cuadra, y sin haberte dejado de desternillar en el camino.
Por supuesto, hay muchas más; entre ellas, algunos de esos llamados, desde la ortodoxia, clásicos. Me encanta Lo que el viento se llevó, Billy Wilder, Hitchcock (Vértigo, La soga y Con la muerte en los talones), Woody Allen, todo Spielberg, La edad de la inocencia de Scorsese, el Drácula de Coppola y muchas más. Pero la gracia estaba en hacer una lista, precisamente, con las debilidades. Ahí está el verdadero exorcismo.
Tres formas de amar, o la vida universitaria que me hubiera gustado tener y no tuve. Lo que sí tuve es relaciones absorbentes de esas tan malsanas pero tan emocionantes que para bien o para mal ya nunca tendré. Qué pena crecer. El DVD incluye un final alternativo que lo explica tan bien…
El cielo abierto: La mejor comedia romántica española, para mi gusto. Sobreviviré también estaba bien, pero ésta es mucho mejor. Éste es el realismo social que me gusta, y no el del pelanas León de Aranoa. Albaladejo se lo monta mejor porque no es tremendista y porque tiene detrás la pluma de Elvira Lindo, que sabe ver no sólo lo malo, sino también lo divertido de vivir en lado de los olvidados.
Señales. Miedo en estado puro. Ríanse, si quieren, igual que hizo todo el cine menos yo, la primera vez que la vi, cuando el corazón casi se me salía por la boca. La secuencia del video casero del cumpleaños de Brasil sigue, 30 visionados después, haciendo que me jiñe vivo. Y la secuencia del final, el tráveling, me pone los pelos de punta y me hace llorar como una nenaza.
Antes del amanecer & Antes del atardecer. Dos obritas maestras sobre lo que es tener veintitantos y lo que es tener treinta y tantos en estos tiempos a caballo entre el siglo XX y el XXI. Yo vi cada una de ellas cuando tenía unos pocos años menos que los protagonistas, pero creo que fue en ambos casos la edad ideal. No hay tema importante que Julie Delpy y Ethan Hawke dejen sin tocar en estas tres horas (entre las dos pelis) de deliciosa conversación (mucha conversación). La historia de amor tiene tanto de real que traspasa la pantalla, hasta el punto de que no sabes si estás ante una película o un documental, sobre todo con la segunda parte.
Seis grados de separación, o la demostración de que Will Smith es una actorazo, que aquí le planta cara nada más y nada menos que a Donald Sutherland y a Stockard Channing en una cinta pelín demencial pero super ácida con tesis incluida sobre El guardián entre el centeno. ¿Qué más se puede pedir?
¿Qué me pasa, doctor? La Streisand no puede estar más destroyer en esta horterada setentera y delirante con la persecución final más despiporrante que nunca he visto. Bogdanovich, director humilde donde los haya, reconoció que la peli no era más que un remake de La fiera de mi niña. Años después vi la supuesta original, y no está mal (Katharine Hepburn y Cary Grant son mucha tela) pero yo me quedo con ésta. Te ríes muuuucho más.
1, 2, 3 Splash. Una de esas pelis que en mi infancia hice alquilar a mis padres tropecientas veces. Daryl Hannah, esa sirena despampanante, descubriendo Nueva York (Nueva York!!!) de la mano de Tom Hanks y aprendiendo a hablar en tres horas en la sección de teles de los almacenes Blooming Dales. Impagable.
Contact. Sé que es lacrimógena, que incluso funciona como apología del statu quo religioso y un alegato contra el ateísmo, siendo mis derroteros como son opuestos. Pero si es con Jodie, me lo trago. No puedo evitar emocionarme al final, cuando nadie la cree, y el McConaughey le dice que él, por su parte, sí que la cree. Tan bonito… Porque con la edad nos volvemos unos cínicos, pero es que en algo hay que creer.
Un lugar en ninguna parte. Una joyita del cine adolescente. Con ella aprendí que la diferencia entre Madonna y la música clásica es ¡el ritmo! Martha Plimpton y River Phoenix están para comérselos. No puedo dejar de recordar las notas de piano de la banda sonora mientras ellos caminan por las dunas, buscando conchas, frente al mar…
Mucho más que amigos. ¿Comedia petarda o incisivo análisis de la sociedad y la familia del siglo XXI? La película es de Nicholas Hytner, y por eso en principio merecía un respeto. Pero lo que es a mí, desde que la vi en el Nervión Plaza, en Sevilla, y volví a ver al día siguiente, me dejó atrapado para siempre y con el sentido crítico noqueado. Parte de la culpa fue de Paul Rudd.
Latter days. Dos años estuvieron viniendo a mi casa de Sevilla los mormones. Sí, sí, esos americanitos rubios con camisas blancas de los que todo el mundo se ríe. Mi madre los metía en el salón y les daba de merendar. Nos regalaron su Libro del Mormón (a mí y a mi hermana la versión infantil) y hasta rezábamos con ellos; nunca tuvimos problemas con eso. Para mí esas visitas fueron importantes, pero no por lo religioso, sino porque en esa Sevilla tan provinciana, fue uno de mis primeros contactos con el mundo exterior, aunque fuera a través de una secta (pero al menos una secta extranjera!!). Muchos años después me he encontrado con esta peli sobre mormones y gays en California (menudo cóctel) que supuestamente deber ser considerada poco más que simpática pero que a mí me tuvo el coco comido durante un buen tiempo.
Tú a Boston y yo a California. La peli de mi niñez. Y probablemente la que haya visto más veces en mi vida. Mi madre la tenía que alquilar uno de cada dos fines de semanas, y yo la veía todo el tiempo que mis padres dejaban el vídeo libre. Los lunes, por la mañana, antes del colegio, recuerdo que me la ponía otra vez, apurando los últimos estertores del fin de semana aunque fuera para ver unos minutos más. Debe ser algo froidiano, esa obsesión infantil con estas dos gemelas que no se conocen hasta los 13 años. Fantaseé sin cesar durante toda mi infancia con que a mí me ocurriera lo mismo.
Fuera de onda. Versión extremadamente chochi, pero no por ello menos efectiva, del Emma de Jane Austen. El mérito de la peli es que conjuga perfectamente el espíritu decimonónico de la Austen con el más puro estilo pijo-grunge de los años noventa. Pero vamos, que yo cuando la vi por primera vez no tenía ni idea de quién era la Austen, y aún así me lo pasé en grande. Por cierto, que aquí también sale Paul Rudd. Y no os lo perdáis, hace poco salió a la venta la edicíón especial: "Edición Súper-Pija", se llama.
A casa por vacaciones. A Holly Hunter le dieron el Oscar por El piano, pero donde está bien de verdad es en ésta. Y Robert Downey Jr., genial. Me acuerdo de que este tratado desesperanzado sobre las miserias de la familia dirigido por Jodie Foster fue vapuleado por la crítica por tener un final feliz. Pero, digo yo que si la crítica a la institución de la familia tiene la misma fuerza tanto con final feliz como sin él, ¡viva ese final feliz! Con zumo de naranja incluido…
Uno, dos, tres. Otra screwball comedy con la que desde pequeño no dejé de reírme ni un minuto. Y eso que de la política internacional durante la guerra fría, de pequeño, no tenía ni idea. Pero en lo del globito con el "Russki go home" yo me reía igual. El personaje de Scarlett, genial, y la visita del médico, tomando la tensión a ritmo de walkirias, para concluir que la chica está "schwanger" mientras la criada limpia con el abrigo de piel, es el no va más.
Los amigos de Peter. Me la grabó Alejandro, en VO, cuando él tenía el Canal Plus y todos los demás no. Me la puse, la vi, la rebobiné, y me la volví a tragar del tirón. No dejo de recordar a Emma Thompson gritando Peter, Peter, Peter con ese acento tan entrecortadamente british. Y a Rita Rudner saliendo escopeteada para un rodaje del que "Shelley Long se ha rajado".
Mi Idaho privado. La peli es rara, pa que nos vamos a engañar, pero me dejó muy muy noqueado. Creo que fue la primera vez que vi el lado sucio de los estates, y aún así, me siguió hipnotizando. Es lo que tiene el cine americano, que hasta desde el lado más indi es capaz de vendernos el sueño americano, aunque sea un sueño marginal y destartalado.
Mujeres al borde de un ataque de nervios. Verano tras verano, era la peli que siempre veía con mis primos en mis viajes a Madrid. De entre todas las cintas (recuerdo que eran Beta), era la única peli decente que tenían, y nunca nos cansamos de verla. Cuando crecí, supe discernir que era así porque, más allá de las divertidas extravagancias de Almodóvar, el guión es perfecto. El engranaje de esta comedia es digno de estudio. Al final todo cuadra, y sin haberte dejado de desternillar en el camino.
Por supuesto, hay muchas más; entre ellas, algunos de esos llamados, desde la ortodoxia, clásicos. Me encanta Lo que el viento se llevó, Billy Wilder, Hitchcock (Vértigo, La soga y Con la muerte en los talones), Woody Allen, todo Spielberg, La edad de la inocencia de Scorsese, el Drácula de Coppola y muchas más. Pero la gracia estaba en hacer una lista, precisamente, con las debilidades. Ahí está el verdadero exorcismo.
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