El último ha sido el de Bayly, El canalla sentimental. Sí, sí, ése que dije en otro post que estaba deseando comprar en la Fnac (y así hice). El libro es ameno y dicharachero, y se lee de una sentada, pero al terminar no he podido evitar sentir que no me ha aportado nada. Que ha sido un divertimento vacuo y frívolo, pero que no me ha enseñado nada. Y será que me ha cogido en la frontera de los 30, o será que llevo casi 3 meses encerrado en casa por culpa de un dichoso virus, pero la cosa es que uno piensa: ¿para esto cuatrocientas putas páginas?
Sánchez Dragó habla en su blog de la novela y suelta dos sentencias:
1) Habla de casi todo, o sea, de casi nada.
2) Será difícil que salga en los próximos años una novela superior a El canalla sentimental.
Yo me quedo, claro, con la número 1.
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