A aquellos que busquen un ensayo sociológico sobre Chile, Mi país inventado les parecerá una petardada; a los que busquen carnaza, sin embargo, se les quedará corto. En ese sentido, la Allende se explaya mucho más y mejor en La suma de los días, donde airea sus privacidades más jugosas para mayor placer de lectores petardos como el que esto suscribe.
Aun así, este libro que gira alrededor de la nostalgia (uno de los leit motivs de toda la obra de la Allende) se lee con gusto y en un santiamén. La Allende puede ser ligera y hasta pelín frívola, y este libro se nota que está un poco improvisado (hasta la propia autora reconoce que lo escribe sobre la marcha, y sólo le falta añadir que lo hace obligada por la editorial), pero a mí por lo menos no me deja ese regusto a hueco y despreciable que me dejó el Bayly de los cojones.
Quede dicho que la Allende es mi debilidad, y por tanto soy tremendamente subjetivo.
martes, 9 de diciembre de 2008
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