martes, 19 de enero de 2010

Odiados y amados (catódicos)

Me caen mal:

5) Ana Rosa Quintana

Ella se sienta en el sofá, con su cara estirada, y deja a los colaboradores desgañitarse a gusto. De vez en cuando mete baza, pero poco. Y yo creo que es que ni siquiera se está enterando de lo que pasa a su alrededor. Le da todo igual, por mucho que el programa tenga su nombre. ¿Eso es ser "la reina de la tele"? Cuando esta temporada su programa empezó a emitirse más temprano, incluyendo noticias serias en su primera franja, y tuvo que hacerse cargo de esta sección, con tremendas ojeras y completamente desbordada, no había quién se la creyera. Está a años luz de la Campos, y si le ha robado el puesto es porque ella se adapta mejor en esta era posmoderna en que sólo se habla de Gran Hermano y los colaboradores no hacen más que darse rayos UVA. Menudo mérito. Y eso que me han dicho que los que trabajan con Ana Rosa son los mejor pagados y los que mejores condiciones laborales tienen, y que la tía es tan pija que no concibe su programa sin que todos los de la redacción, y no sólo ella, tengan un supercatering de desayuno, con café y donuts a mansalva gratis para todos. Y sí, qué injusto ponerla verde, pero de lo que se trata en esta lista es de lo que transmites, no de cómo tratas al personal.

4) Jordi González

Con seriedad y educación impostadas hasta el descojone, ¡Jordi González presenta La Noria como si se tratase de un servicio público! Jordi, tío, aterriza, que el programa es una bazofia vil y muy divertida, vale, pero si te lo tomas en serio, ¡deja de ser divertido!



3) Emma García

De ella ya dije todo lo que tenía que decir en su día. Otra que se toma su trabajo en serio, como si no nos diéramos cuenta de que lo que hace es revolcarse en el lodo más bajuno día a día. Emma García es de los seres más patéticos que ha dado la televisión.


2) Máxim Huerta

Máxim alza la ceja y pone cara de mariquita resabiao, pero sin gracia alguna. Lo peor es que va de joven y dicharachero, pero al final resulta antigua y cargante. Su manera de presentar es cateta hasta el delirio. Una pena que dejara el telediario, porque ahí no se le notaba tanto.






1) Albert Castillón

Otro que levanta la ceja, pero en plan machote, y no sé qué es peor. Castillón es experto en aparentar indignación ante las noticias que comenta, como si tuviera una altura moral especial, sentando cátedra sin tener la más mínima idea. Castillón es además especialmente peligroso porque en Espejo público lo que comenta son noticias serias. Aparentar altura moral cuando hablas de corazón puede resultar divertido, pero no, Albert se piensa que tiene más catadura como periodista, y se alza en abanderado del sentido común, cuando en realidad su moralina es falsa y de usar y tirar. Despreciable hasta el delirio.


Me caen bien:

5) Jorge Javier Vázquez

Cinismo, ironía y sarcasmo. Todo esto lo tiene este mariquita resabiao (como Màxim) al que jamás tendría como amigo, pero que al menos destila inteligencia y un cierto bagaje cultural. Después de tantos años en la tele (aquel Tomate casposo y pesado), le ha cogido el punto a lo que hace. ¿Cómo? Pues riéndose de sí mismo. En el despropósito ése tan divertido que es el Sálvame les da cien mil vueltas a los colaboradores que le rodean, exceptuando, eso sí, a Karmele Marchante. No así Kiko, que es un gañán, y al que sin embargo Jorge Javier, pudiendo como podría hundirlo en la miseria cada día frente a las cámaras, sólo mete algunas pullitas cariñosas. Y sí, yo también pienso que Jorge Javier no se merecía el Ondas, pero eso es lo de menos.


4) Karmele Marchante



¡Ultramar, ultramar! A Karmele se le va la pinza mogollón, pero también se ve que es una tía con bagaje. Una amiga que trabajó con ella me contó que una vez fue a su casa y estaba hasta arriba de libros. Y por muy periodista del corazón que sea, eso se le nota en su saber estar, frente a las histéricas de Mila Ximénez y Lydia Lozano (ésta última es además una indocumentada total).

3) Belén Esteban

Es la voz del pueblo y un animal mediático de tomo y lomo. También es una indocumentada y una arrabalera y una choni y todo lo que quieras, pero se come la pantalla. ¿Que está ahí por Jesulín? No, una cosa es llegar y otra mantenerse diez años con la plana mayor del país hipnotizada frente al televisor. ¿Que es un juguete roto? Tal vez, pero parece que ahora ya no entra tanto a saco con su vida privada, y cuando se trata algún tema relacionado con ella o Jesulín o su hija, se marcha del plató. Hace bien, porque además no le hace falta para seguir arrasando.

2) María Teresa Campos

La mejor presentadora que ha tenido la televisión española en los últimos 25 años. Esta tía lo presenta todo (corazón, política, sucesos, humor), sin que le tiemble la pestaña, sin perder la credibilidad  y con total comodidad, como si lo estuviera haciendo desde el sofá de su propia casa. Además, en su día bien pudo haber sacado una revista propia, como la cara dura de Ana Rosa, pero Teresa es más decente. Los libros que ha publicado eran menos ambiciosos, pero al menos no se los han escrito negros. Creo, eso sí, que trabajar para ella es un suplicio. Hace años me pasé por el plató donde hacía su programa matinal en Telecinco: en el ambiente se respiraba el miedo, y el aire se podía cortar con un cuchillo. Pero desde el otro lado no he visto a ningún presentador que llene más la pantalla, exceptuando a la number one:

1) Mercedes Milá

¿Que está cada vez más loca? Pues claro, y de remate. Pero es una tía genial. Gran Hermano sigue siendo en España uno de los programas más vistos no porque la fórmula no se haya agotado, sino por la Milá. Y diréis que es una demagoga, que no sabe ni leer el teleprompter, que últimamente está tiranizando el programa y que sólo vale lo que ella diga. Estoy de acuerdo. Ha convertido a Indhira en mártir, y a Arturo, al que no traga, en verdugo y maltratador. Y yo no puedo estar más en desacuerdo, pero eso no quiere decir que la Milá no me guste. Si no fuera por ella, iba a ver Gran Hermano quién yo me sé.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo prácticamente en todo. Pero creo que no has sido justo o justa con Mila Jiménez. Al igual que Karmele, considero que tiene un gran bagaje cultural y personal. ¿ Qué es una resentida y aún no ha conseguido salir de su amargura vital? Totalmente de acuerdo ( y quizá por eso me caiga bien), pero, a diferencia de Lydia Lozano, veo en ella una gran experiencia y cultura, porque tiene algo que decir( y además dicho con propiedad y conocimiento)sobre cualquier tema. Se le nota que ha probado el sabor del fracaso y la inmundicia más descarnados y que a pesar de ello, lucha por sobrevivir en este mundo de víboras poniendo su espontaneidad, su ingenio ( y mucho genio)y su carácter como leiv motiv. Por todo esto, súper a favor de Mila.

Anónimo dijo...

A quien no puedo ni ver por mezquino y absolutamente inculto es al Kiko ese; una simple serpiente venenosa de las muchas que hay en este medio. Reconozco que su cinismo cuando se trata el tema de su evidente homosexualidad como instrumento para atacarle es una salida muy inteligente que pone en práctica, pero su injusta y zafia mala leche, junto con su recurrente ignorancia ante cualquier tema que se salga del submundillo del cotilleo me ponen de los nervios. Es un reprimido, un cateto derechista de los de toda la vida( de esos que utilizan términos como "pilingui", "fresca" o "marrana", o expresiones como " ¿qué diría su abuela cuando la vea hacer esas cosas por televisión?")y un auténtico imbécil que emplea la demagogia como su única arma eficaz para ganarse a toda la turba de marujas que suelen seguir estos programas. Un cacique.

mir dijo...

Me caen mal todos los que no soportas. Comparto casi todas tus razones. Pero aún no tengo claro si me caen bien los mismos que a ti. Creo que salvaré a la Campos no es santo de mi devoción aunque, de un tiempo a esta parte, me cae mejor. Será porque en el programilla de los sábados, versión coti de "Cine de barrio", la veo más salerosa y menos estirada. A los demás... ¡me lo pienso!