Ayer fui a la Feria del libro antiguo, en Recoletos, y me hice por tres euros con el estudio de Díaz-Plaja sobre Lorca. La primera página cuenta algo que ya sabía, pero lo cuenta muy bien:
Hacia 1927 García Lorca debe su fama a un libro que no conoce la imprenta, pero mucha gente ha oído recitar. "El nombre de García Lorca comenzó a conocerse en los lugares más apartados de España. Traspasó las fronteras. Cruzó los mares. Se fue conociendo en veinte pueblos de nuestra América. Llegó a países de lenguas extrañas. Un noruego ensayaba a traducirle; el inglés Trend le consagraba un largo capítulo de uno de los mejores libros que debemos al hispanismo actual. Sin embargo, en todo este tiempo Lorca no había publicado nada. Era un poeta que vivía de la tradición oral. Se le conocía de esta suerte como si su poesía fuese la de un juglar. Federico García Lorca revivía con el más claro ejemplo la juglaría española. Era un juglar de la más fuerte y alta Edad Media".
La cita es de José María Chacón y Calvo (García Lorca, poeta tradicional, en "Revista de avance", La Habana, 15 de abril de 1930).
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