Las sectas me fascinan. Todo empezó quizá, a los 16 años, allá en Sevilla, cuando la Cienciología, de la que nadie había escuchado hablar por entonces, intentó captarme. Yo sí que sabía de qué iba la cosa, de tanto leer sobre cine y los entresijos de Hollywood en la revista Imágenes, donde esta secta de L. Ron Hubbard con adeptos tan glamurosos como Tom Cruise o John Travolta era un tema recurrente mes a mes. Cuando entré en aquel chalet que tenían como base de operaciones en Sevilla (nada que ver con la espectacular sede que se han montado en Madrid; el otro día pasé por delante y flipé), lo primero que vi en la sala de espera fueron los ejemplares de Dianética, de Hubbard (algo así como la Biblia de la secta). Yo pensaba que iba a un gabinete de psicólogos, para comentar los resultados de una encuesta que una chica que iba de casa en casa se había empeñado en que hiciera, unas semanas antes. Yo, por aburrimiento, la había hecho, pero cuando me llamaron para citarme y comentar los resultados les di plantón varias veces. Pero ellos insistieron, y el supuesto gabinete no estaba lejos de mi casa, así que terminé yendo. Nada más ver los libros de Hubbard, supe donde me había metido, pero me quedé a ver qué pasaba. Al rato me hicieron pasar a un despacho con una supuesta psicóloga que sacó un montón de gráficos con los resultados de mi cuestionario. La conclusión principal, a partir de una de las gráficas, era que mis niveles de "causatividad" estaban por los suelos. ¿Causativiqué?, diréis. Me lo explicó: la causatividad era la capacidad de coger las riendas de tu vida, de ser responsable, de asumir tus actos. Estaba claro que con 16 años nadie puede tener la causatividad muy alta (en mi caso, las cosas como son, creo que sigue al mismo nivel de mi adolescencia, pero eso es otro cantar). A lo que quiero ir es a que, a pesar de saber dónde estaba, la tía empezó a darle vueltas al tema y a tratar de hundirme psicológicamente. No lo consiguió, pero en el transcurso de la charla terminó acorralándome y desarmándome de una manera tal que me fui con el alma en los pies. Pero no por dejarme comer el coco, sino porque había sido incapaz de defenderme, de rechistar, de ponerle los puntos sobre las íes a esa experta en captar a débiles. Después de aquello comprendí cómo funcionan de verdad las sectas, y lo fácil que lo tendría esta tía para captar a otros que no supieran dónde se estaban metiendo. La Cienciología en España ya no es oficialmente una secta, pero los métodos que usan, las mentiras (jamás se presentaron como otra cosa que un gabinete de psicólogos, jamás dejaron claro que eran la Cienciología) no pueden quitarme de la cabeza lo peligrosa que es.
domingo, 6 de abril de 2008
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1 comentario:
Ami casa llegó unas revistas de " la cienciología" la verdad esque no se como.. pero.. me dío por leerlo.. y cuando lo abrí vi como un palacio.. y me preguntaba.. que envez de que hagan "edificios o palacios" con semejnte dinero que tendran .. porque no ayudan a los que mas lo necesitan?? ... ademas de esa revista .. ami madre le dieron ... una pelicula.. yo todavia no la e visto.. pero no me apetece verlo.. despues de saber que esas personas de intentan hundir? eso es de muy malas personas!!! :s y aparte que segun decias que te INSISTEN?? como como??? eso si que ya no!! :S .
esta genial que hayas puesto esto como una experiencia. para los que no saben como funciona esto. :)
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