domingo, 27 de abril de 2008

V


La ansiada Teleindiscreta repleta de pegatinas de la serie, y el estrés por ser el primero de la pandilla en conseguir las 60 pesetas para comprarla.
El póster de Diana al fondo de un pasillo que me horrorizaba recorrer solo, en la oscuridad.
Los ratones de chocolate que nos hartamos de comprar en el kiosko.
Las catequesis de confirmación que mi madre nunca podía impartir los sábados en casa, porque todos (incluida ella) querían ver la serie.

Vuelve V, un mito infantil para todos los de nuestra generación. ¿Superará la serie la prueba del tiempo?

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