domingo, 6 de abril de 2008

Sectas (y III): el Opus


El opus es la reina de las sectas. Mi experiencia personal con "la obra" no es tan cercana como con los mormones, pero el poder de fascinación que ejerce sobre mí ha sido siempre impresionante. Por eso me he documentado a tope. El punto de partida, inexcusable si queréis saber de verdad lo que se cuece en el opus, es la web opuslibros.org. Se la han montado un puñado de ex-opusinos que se han salido de la obra, atención, no para hacerse ateos, pues siguen creyendo en Dios y en el catolicismo como los que más. El mismo lema de la web lo deja claro: ¡Gracias a Dios nos fuimos!. Escapar de las garras del opus no implica, por tanto, convertirse en antieclesiástico, y esto es sintomático de que la iglesia católica no pueda ser considerada una secta, como muchos dicen. Sentirse católico hoy día, en España, puede ser resultado de la estulticia, pero nunca de comeduras de tarro como las que sí hay dentro del opus, dignas de cualquier película de psicópatas que se precie.
En la web opuslibros hay un apartado dedicado a libros silenciados. Son libros que a duras penas se han publicado o que directamente nunca han visto la luz, porque la obra tiene unas garras muy poderosas. Pero la censura no es omnipotente y yo llegué a leerme uno de ellos. Me lo pasó una amiga que lo había encontrado en una librería de Pamplona. Se llamaba Diecinueve años de mi vida caminando en una mentira: Opus Dei y estaba escrito por una ex-numeraria, Ana Azanza. Al libro le faltaba un buen repaso en la corrección del estilo, estaba lleno de anacolutos y faltas de expresión, vamos, que no era una edición lo que se dice de lujo, sino que tenía más bien el sabor de lo clandestino, y yo, claro, me lo leí en tres días. La historia que cuenta esta tal Ana Azanza no tiene desperdicio. Con ella aprendí, entre muchas otras cosas, lo que es "pitar", la diferencia entre los numerarios, los supernumerarios y los agregados, y el verdadero uso del cilicio (que es muy sensacionalista, pero que en el fondo es de lo menos importante). El libro relata la odisea de estar sometida durante dos décadas a un auténtico terrorismo psicológico que deja en los numerarios secuelas mucho peores que las del llamativo cilicio, hasta el punto de que las numerarias terminan sus días drogadas con medicamentos suministrados por psiquiatras también de la obra. Es como una peli de esas de terror psicológico, con sus correspondientes apuntes humorísticos, como no: ¿saben por qué a las numerarias se les terminó permitiendo el uso de pantalones? Pues porque el gasto en medias rotas, de tanto arrodillarse para rezar, era ya una ruina. Sentido práctico ante todo.
Por lo visto el clásico de todos los libros del Opus Dei es Tras el umbral, de María del Carmen Tapia, que además es testimonio directo de alguien que vivió junto a Escrivá de Balaguer, pero ése no me lo he leído. Algún día caerá, cuando me vuelva apetecer la literatura de terror. Por si os interesa, se puede leer entero en la misma web.

Una amiga que venía de una familia opusina y que no se consideraba de la obra pero sí católica me hizo ver la que hasta ahora es la única cosa buena del Opus: la personal y estrecha relación que se tiene con Dios. Todo lo demás está podrido, pero es verdad que el catolicismo llegó al siglo XX con demasiados intermediarios entre el hombre y Dios (santos, vírgenes y demás), y que en eso puede radicar el éxito del Opus. Aunque también es verdad que luego el Opus se ha sacado de la manga a su propio santo, san Josemaría (los opusimos lo escriben así, todo junto, hábrase visto semejante horterada).

Lo que está claro es que los del opus se lo montan muy bien. Y no sólo me refiero a su inmaculada web oficial. Atención a este Antonio González, numerario, que se ha montado no un blog, sino dos, un perfil en facebook y otras páginas informativas (ésta y ésta) para que la gente envíe sus preguntas sobre el opus a través de youtube. La eterna pregunta, si el Opus Dei es una secta, está contestada con una clarividencia digna de un revelado de Dios. En resumidas cuentas, el derrotero es el siguiente: El opus es una prelatura. Como prelatura es parte de la iglesia católica. En la iglesia católica no se admiten sectas (y mucho menos se va a canonizar al fundador de una secta). Por lo tanto ¡el opus no es una secta! El silogismo es, cuanto menos, abrumador.

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