
Pero lo mejor ha sido estar en la sala, poco minutos antes de que empezara el evento, y ver entrar a dos de mis alumnos. Y compartir con ellos la misma cola (o el mismo mogollón de gente) para la firma de libros después de la presentación. Ver que esa pequeña semilla que quieres sembrar día a día en tus clases de lengua da su fruto, eso es un subidón.
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